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		De acuerdo con MacIntyre (1977), las narrativas construidas o reconstruidas  como solución a la crisis epistemológica serán ellas mismas una historia de la  transición entre una teoría A, a otra más comprensiva, B. Por supuesto, este  cambio de perspectiva requiere establecer teorías formuladas sobre la base de  argumentos enteramente distintos de los argumentos apodícticos que, como ya  hemos señalado, rechazan la dimensión práctica de la razón. Aquí entra en  juego el modelo de argumentación trascendental que Taylor (1997a) considera  central para el razonamiento práctico, pues recupera el vínculo entre la  epistemología y la moral.
		Pese a su carácter trascendental, este tipo de argumento ha sido  desacreditado por la perspectiva naturalista moderna por proponer una
		explicación de la vida humana en términos enteramente antropocéntricos y  fenomenológicos y esta es simplemente una cuestión inaceptable para la  comprensión del mundo en términos neutrales. Debido a que el argumento  trascendental —a través del ejercicio de una racionalidad práctica cuyo punto  de partida radica en el compromiso entre el individuo y su experiencia—sitúa el  acento en el valor de la perspectiva humana sobre las cosas, ha sido  considerado no sólo inferior al apodíctico, sino también fuente de error y falto  de rigor para la construcción de explicaciones absolutas y abstractas. Por este
		motivo, para debilitar su influencia en la epistemología contemporánea y  permitir recuperar el valor de la racionalidad práctica, Taylor (1997a)
		recomienda recordar la inconsistencia de ese modelo.
		Hasta este punto, hemos evidenciado cómo el enfoque cualitativo y  epistemología admiten el ejercicio de la racionalidad práctica para formular  teorías comprensivas que den razón de la experiencia del mundo involucrada en  el ejercicio de la investigación. Asimismo, hemos visto que a través de  argumentos trascendentales que dan cuenta de la transición de un punto de  partida teórico A hacia una teoría B, es posible experimentar una ganancia
		epistémica. Ahora bien, este punto de partida que representa la primera  aproximación del investigador —ahora agente— es claramente identificable en  el proceso de definición del problema de investigación, el cual estará cargado  de reflexión, duda e incertidumbre (o certezas parciales). Aquí, el investigador  no es acreedor de una certeza a priori sobre el fenómeno de estudio y en ese  sentido la delimitación del problema supone un desafío que le brinda la  posibilidad de reconocer que se verá enfrentado a otras narrativas que podrían  llevarlo a experimentar una crisis. De ahí que el planteamiento del problema sea  de cualidad recursiva y que se articule con el objetivo de construir “modelo s  teóricos comprehensivos y con valor explicativo sobre sistemas complejos cuya
		organización sistémica es inaccesible a la observación, sea esta natural o  provocada” (González, 2008, p. 117). Como señala González (2008), esta  explicación no es de carácter causal o demostrativo, sino más bien se establece  como una explicación constructivo-interpretativa, ubicada en un contexto que  requiere de la inmersión en el campo y resultado de la acción comprometida de
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		personas que se asumen a sí mismas como agentes de producción de  conocimiento.
		Dicho lo anterior, es posible reconocer a las transiciones narrativas como un  proceso implícito en la investigación cualitativa. Por lo tanto, para comprender  el valor de los argumentos trascendentales es necesario revisar brevemente el  proceso a través del cual el argumento hace explícita la transición entre teorías  y la asunción de una actitud epistemológica de carácter fenomenológico -  hermenéutico.
		En principio, este tipo de argumento permite explicar la experiencia de
		transición que supone el cambio entre posiciones epistemológicas en las cuales,  la segunda, en el sentido de que se experimenta como ganancia epistémica, es
		reductora del error e incluso supone una mejora en términos de clarificación  narrativa. Esto significa que la teoría A no es considerada como falsa y  desestimada como tal, sino que más bien se considera necesaria para poder  formular la segunda teoría B, la cual propone un marco comprensivo más  complejo y, además, resuelve sus anomalías al integrar la perspectiva amplia de  los participantes. Asimismo, el argumento puede ser formulado en términos  biográficos, en la perspectiva de la historia de una tradición (sea esta intelectual,  cultural o política) e incluso en términos interpersonales. Lo que este argumento
		ofrece es, concretamente,unainterpretaciónqueotorgasentidotanto al  fenómenocomoalagentequeloexperimenta. En otras palabras, lo que este
		argumento ofrece a los agentes es una interpretación de ellos mismos que, al
		identificar contradicciones, aclarar confusiones o recordar creencias antes  olvidadas, pretende reducir el error y configurar un saber más amplio (Taylor,  1997d). Como puede apreciarse, las cualidades de este tipo de razonamiento
		apelan a un agente comprometido con cierto cuerpo de creencias.
		Esto nos lleva a señalar las tres características de este tipo de argumentos,
		las cuales Taylor (1997d) identifica como esenciales para comprender aquello
		que estos pretenden probar. En primer lugar, estos argumentos consisten en  una serie de pretensiones de indispensabilidad. Así, estos argumentos se  caracterizan porque permiten explicar el paso de un punto de partida hacia  determinadas conclusiones, las cuales demuestran que la condición que se  explicita en la conclusión es indispensable para comprender el principio o el  ámbito de experiencia que investigamos. Por ello, el punto de partida es que  para que la experiencia sea inteligible, debe ser coherente, cuestión que,  además, se establece como pretensión indispensable para el siguiente punto de  la cadena argumentativa. La segunda característica contempla a las  pretensiones de indispensabilidad como evidentes de suyo. El punto de partida
		de la cadena argumentativa requiere considerar que la experiencia es
		intencional, es decir, es vivencia dealgo. Dicho de otro modo, cuando el agente  da cuenta de una experiencia, lo hace en referencia a un objeto. Por último, la  tercera característica define a estas pretensiones como relativas a la experiencia,
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		pues proporcionan a la cadena argumentativa un ancla, un “incontestable punto  de partida” (ibídem. p. 52).
		2. Agencia encarnada y racionalidad práctica. Una lectura fenomenológico -  hermenéutica.
		Ahora bien, tomando en cuenta los rasgos distintivos de la indagación  trascendental, cabría preguntarse cuál es el lugar de la racionalidad práctica en  la formulación de este tipo de argumentos. En principio, la racionalidad práctica  se establece como el dispositivo que permite articular las explicaciones,  otorgándoles así el matiz antropocéntrico que requieren para dar cuenta de la  vasta complejidad de los asuntos humanos. Luego, permite formular un  argumento moral que explicita los compromisos y horizontes éticos que  proporcionan el sentido de orientación de la vida de los agentes. Además, como  se explicó anteriormente, con el propósito de enriquecer el acto deliberativo, se  aplica directamente a las cuestiones éticas y políticas. En este sentido, la  racionalidad práctica recuperaelvalordelaexperienciacomopuntode anclaje  paralaarticulacióndelacadenadeargumentos trascendentales.
		Dicho esto, es posible reconocer la necesidad de recuperar el valor de un
		modelo de racionalidad práctica que permita integrar a los agentes en el  proceso de construcción de conocimiento vinculado a la experiencia, a la
		“práctica” humana en el espacio social. De ahí que se aprecie el rol del trasfondo
		como un elemento esencial para la formulación de nuevas explicaciones  vinculadas a la experiencia. Al respecto, Taylor (1997c) señala que este trasfondo  surge de la conexión con la idea de agencia vinculada, la cual ha de entenderse  como la actuación de un agente cuya experiencia se hace inteligible únicamente  al situarlo en su contexto. La actuación se encarna en la experiencia y su  conexión significativa con el contexto es lo que, precisamente, la hace
		inteligible. Es por esta razón que, desde un enfoque cualitativo de investigación,  se valora la experiencia en tanto se hace inteligible para el investigador y para el  participante. Ambos prestan atención a su vivencia y juntos son capaces de  articular una explicación contextualizada, incluso considerando que este  contexto representa el horizonte no explícito a partir del cual esta experiencia es  entendida (ibídem. p. 101).
		El trasfondo emerge del vínculo entre el agente y su experiencia, en un  escenario de investigación que hace inteligible las vivencias para este. Así,  aunque implícito y dado por sentado, a partir del ensayo de la formulación de  explicaciones comprensivas, este trasfondo puede ser articulado o hecho
		explícito en el lenguaje. Por lo tanto, siempre a través del establecimiento de  una conexión con el contexto, cualquiera de sus rasgos, teorías, prácticas y  creencias pueden ser puestas en cuestión.
		Si dudar se establece como una actividad más compleja de lo que parece  (MacIntyre, 1977), entonces el investigador que duda sobre sus teorías es
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		concebido como un agente que se reconoce encarnado en una realidad social  particular, realidad que experimenta y reconoce como fuente de sentido.  Cuando el agente concibe su objeto y su propia actividad como un entramado  de relaciones significativas, la asunción de una actitud fenomenológico -  hermenéutica forma parte del proceso de explicitación del vínculo que tiene con  el mundo.
		Por ello, desde el punto de vista fenomenológico resulta esencial considerar  la naturaleza de la percepción como un dispositivo que permite ser consciente  del mundo, asumiendo como punto de partida el hecho de poder percibirlo.
		Esta percepción será el fundamento de cualquier otro modo en el que el agente  pueda situarse ante y en el mundo. En esa línea de reflexión, Taylor (1997d)
		invoca la tesis del agente encarnado, formulada por Merleau-Ponty para  explicar la interrelación entre la percepción y la encarnación en el mundo. Esta  tesis sostiene que la percepción del mundo es, en esencia, la percepción de un  agente encarnado, pues la experiencia de la percepción resulta del vínculo y el  compromiso del agente con el mundo. En consecuencia, el campo perceptivo  experiencia través del cual la experiencia se hace inteligible será crucial para  determinar el curso de acción de este agente.
		A partir de lo dicho, resulta vital hacer referencia a la estructura orientativa
		del campo perceptivo como trasfondo ineludible de la experiencia y de la  reflexión. Esta estructura contempla la dirección (e.g. arriba y abajo, derecha e
		izquierda, etc.) vinculada a cómo el agente puede moverse y actuar en el
		campo. Cabe señalar que dicha dirección no está centrada en la corporalidad  del agente, sino más bien en su posición en el espacio de la experiencia. Por  ejemplo, el investigador que se sitúa sobre un podio como observador de un  grupo de trabajo, dirá que los participantes se encuentran debajo de él. Por el  contrario, el investigador invitado a participar de una ceremonia tradicional  percibirá a los participantes del evento frente a él o, de ser el caso, arriba de él.
		Lo que este ejemplo permite explicar es que el campo, en tanto estructurado  como un campo potencial de acción se relaciona con los modos de estar y  actuar en el mundo. Tal como indica Taylor (1997d), al mencionar que  “percibimos el mundo o tomamos parte en él, a través de nuestras capacidades  para actuar en él (…) la direccionalidad sólo tiene sentido en relación con mi  acción” (ibídem. p. 47).
		De esta afirmación se desprende que el punto de partida para experimentar  el mundo es la percepción, la cual es a su vez inseparable de este, pues el  agente actúa y se vincula con él desde el acto de percibir. En efecto, la actividad  está necesariamente dirigida hacia el mundo y se ejecuta en él. De esta forma,
		según indica Taylor (1997d), resulta inevitable que el agente esté abierto al  mundo; y esta apertura, en cuanto perceptiva, será la de un agente entrelazado  con el mundo, arraigado en él. Dicho esto, la agencia encarnada no es un hecho  que se descubra empíricamente, sino más bien es constitutiva de la experiencia.  De ahí que, en la práctica, la idea de agencia encarnada sea una dimensión
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		ineludible de la experiencia. Ser un agente encarnado es la condición de  posibilidad para constituir un campo, un locusde acción.
		La posición fenomenológica del agente encarnado nos permite argüir las  cualidades del proceso de formulación de los argumentos trascendentales.  Estos, al señalar características esenciales de la experiencia, se formulan para  convencer a la otra parte. Este tipo de argumentos demuestra que es necesario  concebirse como agente encarnado para tener una experiencia del mundo. La  validez de estos argumentos se sostiene en el vínculo del agente con el mundo  y en ese sentido sus conclusiones son relevantes y significativas porque prueban
		la inevitabilidad de “estar arraigado en él”. Este razonamiento fenomenológico  echa por la borda las pretensiones reduccionistas y mecanicistas de la  epistemología moderna, las cuales procuran reducir la experiencia humana a lo  corpóreo y mensurable. La epistemología moderna procura formular  explicaciones que se sitúan fuera de la experiencia ordinaria. En este punto  puede advertirse cómo estos argumentos revelan no solo un modo de ser en el  mundo (i.e. agencia encarnada), sino también ponen de manifiesto un rasgo  esencial de toda explicación, a saber, invocar la propia autocomprensión (Taylor,  1997d).
		Aquí entra en juego la posición hermenéutica que juzgamos como necesaria
		para el ejercicio de la actividad del investigador. La relación entre la agencia  encarnada y la formulación de argumentos trascendentales permite articular el
		proceso de interpretación de las experiencias que surgen en el escenario de
		investigación. En el acto de comprender, el investigador debe reconocerse a sí  mismo y a los participantes como agentes. Por lo tanto, se establece un círculo  hermenéutico a través del cual el contenido de las interpretaciones se enriquece  a partir del contexto y se complejiza en función de las experiencias de todos los  agentes involucrados. Lo que ocurre aquí es que los argumentos se formulan  para justificar teorías que emergen de la experiencia misma. Por consiguiente, el
		argumento trascendental ha de basarse en la comprensión de la propia  actividad, la cual autoriza a los agentes a enunciar ciertos juicios evidentes de  suyo, indispensables para dar cuenta de su propia experiencia. De ahí que el  paso de una teoría A, hacia otra, B, suponga, como hemos visto, una ganancia  epistémica; es decir, lo que los agentes ganan en términos cognoscitivos — en  su calidad de agentes capaces de experiencia—son nuevos sentidos,  explicaciones comprensivas que desde una dimensión epistemológica articulan  un saber sobre sí mismos.
		Desde este enfoque, para comprender cómo la actitud fenomenológico -  hermenéutica del investigador entra en juego, resulta necesario volver la mirada
		hacia la situación de crisis epistemológica antes descrita. Es importante reiterar  aquí que la crisis epistemológica no solo pone en cuestión las teorías implícitas  de los agentes, sino que además cuestiona elementos de la vida cotidiana y las  relaciones sociales. Esto sucede precisamente porque la crisis surge en el campo  de la experiencia del agente en el mundo. Por lo tanto, cuando las narrativas
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		dejan de ser capaces de dar cuenta de lo que sucede, el agente se ve  interpelado ante la necesidad de formular y adoptar otra narrativa más amplia y  esclarecedora.
		MacIntyre (1977), explica que, en la resolución de una crisis epistemológica,  el agente logra entender el motivo por el cual fue necesario reformular los  criterios de verdad y comprensión previamente asumidos. El autor señala  específicamente que el agente “hubo de volverse epistemológicamente  autoconsciente” (ibídem. p. 85), condición que le permite formular dos  conclusiones. En primer lugar, que la nueva comprensión narrativa puede ser
		puesta en cuestión en algún momento. En segundo lugar, que no está en  condición de sostener que ahora posee la verdad única o que es totalmente
		racional, pues en las crisis los criterios de verdad, razón e inteligibilidad pueden  ser revisados. Por ello, puede inferirse que la investigación como acto produciría  situaciones de crisis epistemológica que obligarían al investigador a mantener la  mirada atenta sobre la experiencia desplegada en el escenario de la  investigación y a examinar sus teorías implícitas. Se requiere, entonces, que el  investigador sea consciente de su posición en el ejercicio del conocimiento,
		cuestión que nos permite introducir el concepto devigilanciaepistemológica .
		3. El ejercicio de la vigilancia epistemológica. Contribuciones a una ética  del quehacer del investigador.
		La vigilanciaepistemológica es concebida desde el campo de las ciencias  sociales como la capacidad del investigador para reflexionar  epistemológicamente sobre la práctica de su disciplina y su lugar en la sociedad  en general (Blanco, 2010). Con el propósito de examinar los cimientos y  problemas de la investigación en ciencias sociales, Bourdieu, Chamboredon y  Passeron (2002), formulan este concepto manifestando la necesidad de poner
		en cuestión la supuesta anarquía conceptual imperante en las ciencias sociales.  Para los autores, esta reflexión implica evaluar críticamente una práctica  científica con el fin de ir más allá de sus exigencias de rigor. Por tanto, la  vigilancia epistemológica requiere liberarse de sus estándares metodológicos  impuestos que son parasitarios de la epistemología subyacente a la ciencia  experimental. De este modo, la vigilancia se postula como necesaria para la  investigación en ciencias sociales y exige la explicitación de los problemas que  surgen en el proceso de investigación, así como los principios considerados  para construir un objeto de estudio (ibídem. p. 52). Este acto requiere reconocer  el posicionamiento epistemológico del investigador y evitar su subordinación a
		“automatismos de pensamiento” (que no se someten a crítica) o a  deslumbramientos frente al aparato técnico o teórico desde el cual se pretende  diseñar y ejecutar una investigación (ibídem. p. 90).
		Resulta sencillo ilustrar esta situación. Solo haría falta imaginar a un  investigador novel que realiza en solitario su primera investigación formal.
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		Naturalmente, este identificará un problema de investigación en la realidad  social y decidirá abordarlo a partir de la corriente teórica que haya marcado la  pauta de sus intereses intelectuales y de su trabajo. Antes de encontrarse con el
		campo, sus primeras indagaciones lo llevarán a confirmar, apriori, que la teoría  escogida es pertinente para realizar el estudio. Además, sus búsquedas  bibliográficas lo conducirán a encontrar un instrumento que promete un amplio  recojo de información. Enseguida, considerando que el plan establecido es  pertinente para responder a su pregunta, el investigador formulará el proyecto  de investigación. Hasta este punto, la mirada de nuestro personaje estará
		puesta tanto en sus propios intereses como en las intuiciones epistemológicas  basadas en los aparatos técnicos y teóricos escogidos. Ahora bien, al llevar este  proyecto al campo, es decir, al espacio de encuentro con el otro, se encontrará  con otro tipo de saber, un saber común, producto de las prácticas sociales  cotidianas. Frente a esta situación, que ya podríamos caracterizar como crisis, el  investigador tiene al menos dos opciones: (1) imponer a la realidad social el  marco teórico-metodológico de su investigación o (2) reconocer la emergencia  de este otro tipo de saber que lo lleva a identificar el error de su posición inicial.  Sin embargo, para que esto ocurra es necesario que el investigador haya  formado el hábito de reflexión sobre su propia práctica y el reconocimiento de
		las graves consecuencias de la imposición de ideales de absolutez de los  sistemas conceptuales (ibídem. p.24). Este acto reflexivo deberá permitirle poner
		en cuestión el lugar que ocupa en el campo científico e identificar las
		determinaciones inherentes a la postura intelectual adoptada (Blanco, 2020). La  adquisición de este hábito forma parte de la pedagogía de la investigación,  pues desde la perspectiva de Bourdieu et al. (2002) es indispensable para  elaborar las particularidades de la práctica y concretar los preceptos del  principio de vigilancia epistemológica.
		Como bien explica Blanco (2010), esta vigilancia requiere de una ruptura
		epistemológica respecto de lo que el investigador cree saber y entender de la  realidad que pretende estudiar. En este sentido, esta ruptura se realiza  necesariamente a nivel práctico, es decir, desde la experiencia en el escenario de  investigación, que supone para el investigador el encuentro con otros agentes,  y, por lo tanto, con otros modos de comprensión. No obstante, Bourdieu et al.  (2002) sostienen que la ruptura es usualmente anunciada más no ejecutada.  Este anuncio, por ejemplo, se manifiesta en la definición del objeto de estudio  como una construcción teórica provisional, destinada a sustituir aquellas  nociones del sentido común por otras vinculadas a concepciones científicas. Por  lo tanto, la ruptura epistemológica debe distinguir entre las interpretaciones
		científicas del funcionamiento social (abstractas) de aquellas antropomórficas.  Solo de esta forma, podrá admitir la explicitación estricta de la experiencia. Pero,  sobre todo, esta comprensión de las cosas debe ejecutarse en la práctica.
		La ruptura es el primer acto del proceso de vigilancia epistemológica y a  este le siguen la construcción y comprobación (Blanco, 2010). En términos
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		generales, el proceso integral se articula con la necesidad de mantener  coherencia conceptual respecto de las líneas teóricas escogidas para ejecutar la  investigación. La explicitación de la posición epistemológica y la pretensión de  coherencia llevarán al investigador a identificar los errores que se cometen en el  proceso, para así determinar los mecanismos metodológicos que permitirán  superar los problemas que surjan. La captación del error de la posición
		epistemológica asumida y sus efectos permitirán construirla lógica de la nueva  narrativa, la cual ha de comprobarse asumiendo siempre su inestabilidad  relativa.
		Es por esta razón que podemos considerar a la vigilancia epistemológica —  y el acto reflexivo que ella supone— como mecanismo generador de  conocimientos socialmente significativos (Iturrieta, 2019). Para poder generarlos,  es necesario someter a examen las pretensiones de validez que los  procedimientos y técnicas de investigación suscriben, los cuales tienden a ser  aplicados de manera automática y acrítica. Esto requiere, además, reconocer  que la aplicación de tales metodologías siempre han de ajustarse a un contexto
		específico y particular, por lo que requieren de un ajuste adhoc. Por ello, según  indica Iturrieta (2019), es necesario que el investigador se formule una pregunta  respecto a lo que considera que es la “naturaleza” de lo científico. En las ciencias
		sociales, se impone esta necesidad a razón de la imprecisa separación entre la  opinión común y los discursos epistémicos. La vigilancia epistemológica formula  esta pregunta, pues la reflexión gnoseológica que sustenta la producción de  conocimiento es de utilidad para identificar errores y admitir la necesidad de
		discutir la integración del saber común en un concepto renovado de ciencia.  Dicho esto, los conocimientos generados serán significativos en tanto emergen  de la síntesis entre los conocimientos que provienen de la teoría y los saberes  que se articulan desde la experiencia de los agentes.
		Se sugiere que la investigación cualitativa se funde en una ética orientada a
		la vigilancia epistemológica. Para ello es necesario desarrollarla y practicarla  como un hábito intelectual a lo largo del proceso de investigación; esto incluye  las etapas iniciales de formulación del problema y establecimiento del estado de  la cuestión, así como las fases de recojo de información, análisis y discusión.  Esta cualidad de la vigilancia nos insta a considerar también a la generación de  conocimiento como actividad constante y recursiva en la que se reconoce la  variabilidad de la definición del objeto de estudio, en tanto este se modifica a  medida que emergen nuevos saberes. El investigador ha de estar atento a la  emergencia de tales sentidos y de sus propias intuiciones, de modo que pueda  tomar decisiones pertinentes abocadas a garantizar la continuidad del proceso.
		Es así que la vigilancia epistemológica logra cimentarse como un hábito
		imprescindible para la elección del tema de investigación y los conceptos o  variables a utilizar; la construcción del objeto; la determinación y construcción  de las técnicas de recojo de información; la modalidad de aproximación al
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		trabajo de campo y familiarización con él y el análisis de los datos (Rosa, 2009),  etapas que recordemos tienen un carácter dinámico.
		Pensar en la vigilancia epistemológica suscita la formulación de una  multiplicidad de preguntas que nos permiten evaluar nuestra posición como  investigadores. Por ejemplo, ¿Cuál es el lugar de la teoría?, ¿de dónde emerge?,  ¿cuán preciso es el objeto de estudio? ¿en qué medida es integrador el
		planteamiento del problema y hasta qué punto es relevante la pregunta de  investigación?, ¿cuán conveniente es el esquema metodológico planteado? Y  por supuesto, aquella pregunta crucial en cuya formulación está implícito el  vínculo entre la epistemología y la ética: ¿Enquémedidaesta investigación  enriquecelaexperienciahumana?Como se observa, es posible plantear cuantas  preguntas surjan en función de lo que ocurre en el proceso de investigación.  Por ello, es de vital importancia reconocer el lugar de la formulación de la  pregunta en el acto de investigar, tal cual lo refiere Heidegger (2018) al indicar  que
		Todo preguntar es una búsqueda. Todo buscar está guiado previamente por  aquello que se busca. Preguntar es buscar conocer el ente en lo que respecta al  hecho de que es y a su ser-así. La búsqueda cognoscitiva puede convertirse en  “investigación”, es decir, en una determinación descubridora de aquello por lo
		que se pregunta. (…) En la pregunta investigadora, e.d. específicamente  teorética, lo puesto en cuestión debe ser determinado y llevado al concepto. En
		lo puesto en cuestión tenemos entonces, como aquello a lo que propiamente se
		tiende, lopreguntado[dasErfragte], aquello donde el preguntar llega a su meta.  El preguntar mismo tiene, en cuanto comportamiento de un ente –del que  pregunta- su propio carácter de ser. El preguntar puede llevarse a cabo como  un “simple preguntar” o como un cuestionamiento explícito. Lo peculiar de este  último consiste en que el preguntar se hace primeramente transparente en  todos los caracteres constitutivos de la pregunta misma que acaban de ser
		mencionados (p. 16).
		Como ha sido descrito, formular preguntas es el modo de ser del  investigador, el investigador no solo se plantea cuestiones importantes acerca  del método y proceso de investigación, sino que también reflexiona en torno a  aquello que emerge desde el fenómeno y sus implicancias en la vida de los  agentes. Cuando Heidegger (2018) indica que todo acto de búsqueda está  guiado por aquello que se busca, dirige la atención hacia el ser y su potencia  para determinar el movimiento del ente para quien es inteligible la pregunta, es  decir, el agente mismo y su capacidad de pensar. En este caso, el investigador,  situado en el mundo y creador del escenario de investigación, hace emerger al
		fenómeno en el preciso momento en el que formula aquellas interrogantes. Por  ello, la respuesta a tales cuestiones marcará la pauta del investigador sirviéndole  como eje de orientación a partir del cual podrá justificar sus dec isiones.
		Ahora bien, para que esto ocurra se requiere reconocer la existencia de  otras narrativas, aquellas que prometen otro tipo de interpretación de los datos
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		que el investigador tiene a su disposición. Respecto a ello, Guzmán- Valenzuela  (2014) describe dos perspectivas, que serán descritas a través de los mismos  términos que utiliza la autora para garantizar la fidelidad de su explicación. La
		primera, etic, pretende representar la realidad a partir de una perspectiva  externa a la misma, siendo este el enfoque del investigador que determina el  punto de partida teórico A como marco de referencia para interpretar el  fenómeno. En esta línea de pensamiento, el investigador hará descripciones  alejadas y abstractas de la experiencia de los participantes, cuestión que invita a  pensar en un tratamiento positivista de la investigación cualitativa, sin que ello
		sea evidente (Iturrieta, 2019). Por otra parte, la segunda perspectiva, emic, surge  de la visión de los sujetos que participan en una realidad social determinada. Se  trata de aquel saber que distinguimos como emergente de la experiencia  misma, el cual requiere que el investigador preste atención a los diálogos y  prácticas sociales que se hacen patentes en el contexto del fenómeno a partir  del cual surgen aquellos nuevos significados que constituyen la otra narrativa.  Así, el investigador realizará descripciones densas y complejas del fenómeno y
		las validará con los participantes (Guzmán-Valenzuela, 2014).
		Ahora bien, es posible considerar las perspectivas examinadas según cierto
		orden jerárquico en función a sus contenidos. Esto nos permitirá describir luego  el cambio de posición del investigador. De esta forma, se propone que el  proceso inicie con un análisis de datos que proporcione los insumos para
		formular descripciones inductivas de primer orden (emic), las cuales serán
		sintetizadas e integradas a las categorías deductivas vinculadas a teorías  abstractas de segundo orden (etic). Para Guzmán-Valenzuela (2014), ambas  perspectivas son interpretativas, pues se ponen en ejercicio tanto a partir de la  experiencia de los participantes como de las teorías implícitas desde cuyo  horizonte el investigador otorgó sentido a los datos. Además, en esta dinámica  de cambio de posiciones, el investigador participa de un juego dialéctico entre  contenidos de carácter inductivo-descriptivo (emic) y deductivo-teórico (etic )  que es constante durante todo el proceso de investigación.
		Las perspectivas eticy emicdescriben dos extremos de posición que puede  asumir un investigador. Guzmán-Valenzuela (2014) los denomina “pol os  epistemológicos”, siendo el polo epistemológico I aquel vinculado a una  postura cercana a la teoría abstracta y alejada de la realidad. En contraste, el  polo epistemológico II aproxima al investigador a la realidad circundante y, por  lo tanto, a las interpretaciones de los participantes. Estos polos no se excluyen,  pues forman parte de un continuo en el que se espera que el investigador  pueda movilizarse. Es en este punto que entra en juego la vigilancia
		epistemológica, pues es a través de su cuidado que el investigador podrá  reconocer su posición y evaluar su pertinencia. La idea clave es que se instaure  el movimiento natural entre ambos polos, mediado por la vigilancia, y que  resulte en la formulación de una síntesis que subsuma la perspectiva del
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		investigador, el marco teórico y la perspectiva de los participantes (ibídem. p.  20)6 .
		Es conveniente precisar el lugar de la vigilancia epistemológica en la teoría  de los polos epistemológicos antes descritos. En tanto mecanismo que permite  dar cuenta de la posición epistémica es también un proceso continuo de  autorreflexión que necesita ser explicitado. A partir de ella el investigador  reconoce y verifica sus marcos conceptuales, ontológicos e incluso ideológicos y  la forma en la que estos determinan o dificultan la aproximación al campo de  estudio. Esta situación no desestima la asunción de ciertas narrativas para
		interpretar la realidad, sino que más bien demanda la explicitación de las  mismas, de manera que puedan ser revisadas a la luz de aquello que sucede en
		el escenario de investigación. Por lo tanto, la vigilancia epistemológica puede  ubicarse en el tránsito entre los polos epistemológicos y la realidad estud iada  (ibídem. p.24).
		Resulta necesario considerar al investigador como un agente en constante  movimiento crítico. Es este movimiento entre posiciones que producirán la  ruptura necesaria para cuestionar las narrativas implícitas que determinan el  quehacer investigativo. Por tanto, es de vital importancia destacar que el rol del  investigador ha de ser flexible, siempre involucrado en la realidad social, pues
		así modificará sus posiciones según sea necesario. En este sentido, su capacidad  reflexiva y atención a la experiencia han de serle útiles para examinar la
		pertinencia de sus decisiones a lo largo del proceso.
		La explicitación de la postura epistemológica y su subsecuente ruptura  forman parte de un desarrollo continuo y recursivo que puede ser descrito en  una serie de etapas que, a manera de espiral, se sobreponen unas a otras, a  saber, (1) evaluación de las implicancias de la reflexión, (2) actividad reflexiva en  el escenario, (3) movimiento crítico y (4) construcción y reconstrucción de  narrativas. El punto de partida general se establece en el examen de la realidad,
		que indudablemente se realiza a partir de marcos referenciales pre- establecidos,  también descritos como ‘teorías implícitas’. Es a partir de esta condición inicial  que el investigador ha de evaluar aquellas determinaciones suyas que van  haciéndose explícitas durante el ejercicio mismo de la investigación. Estas se  vinculan, como hemos visto, con la postura teórica asumida, la teoría del  método y finalmente—no por ello menos importantes— las cualidades del  campo disciplinar y profesional. Aquí entra en juego la biografía del  investigador, en términos de su formación y experiencia profesional, así como  también las tendencias de su especialidad. El investigador ha de evaluar
		6 Desde la sociología, este tipo de movimiento entre polos epistemológicos se traduce en la  formulación de Teorías de Rango Intermedio, definidas por Merton (1968) como teorías que se  ubican a nivel intermedio respecto a las teorías generales de los sistemas sociales, cuyas  explicaciones se alejan de clases particulares de comportamiento social y las descripciones  particulares no generalizadas, propias de contextos específicos. Así, según el autor, las teorías de  rango intermedio contendrán abstracciones, pero se mantendrán lo más cerca posible de los  fenómenos sociales.
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		aquellas implicancias y hacerlas explícitas en el espacio público, siempre en  diálogo con los miembros de la comunidad académica a la que pertenece. De  esta forma, al hacer manifiesta su posición, no solo se hace responsable de la  misma, sino que también la reconoce como uno de los elementos que ha de  defender o modificar en función a lo que ocurra en la experiencia de  investigación, la cual podría conducirlo a iniciar una odisea que lo llevará a  experimentar situaciones de crisis.
		La segunda etapa corresponde a la construcción del escenario de  investigación que supone la salida al campo social, es decir, al encuentro con el
		fenómeno mismo. Ahora bien, esto puede ocurrir incluso antes de la  formulación del problema, de ahí que se considere que estas etapas interactúan
		entre sí. De esta forma, la inmersión en el escenario de investigación, y por  tanto, la aparición de sentidos subjetivos novedosos, propios del fenómeno  mismo y producto de la experiencia de los agentes involucrados, llevarán al  investigador a realizar el examen de sus perspectivas intelectuales. Por ello,  denominamos “actividad reflexiva en el escenario” al ejercicio de una reflexión  situada en la experiencia. Para la tercera etapa, podemos recuperar la teoría de  polos epistemológicos formulada por Guzmán-Valenzuela (2014), para dar  cuenta del “movimiento” imperante del quehacer investigativo, a partir del cual
		el investigador decide qué posición es pertinente. Esto supone que el  investigador se comprometerá a estar atento a su perspectiva y se dispondrá a
		modificarla para admitir la emergencia de nuevos sentidos. Por ello,
		entendemos a la última etapa como aquella en la que las narrativas se articulan.  Para llegar a este punto el investigador ha evaluado críticamente su posición  epistemológica y ha identificado la ruptura generada a partir de la teoría  emergente. Esta etapa supone la formulación de explicaciones comprensivas, las  cuales reconocen el lugar del “otro” en la articulación de conocimiento situado,  pues participan en él todos los agentes implicados en el escenario de
		investigación.
		Con la finalidad de situar el ejercicio de la racionalidad práctica en el  quehacer del investigador a la luz del mecanismo de vigilancia epistemológica,  es pertinente detenerse un momento en este punto. La propuesta del presente  artículo pretende conjugar estos elementos, de manera que se promueva la  comprensión del rol del investigador como agente, cuestión que recupera su  posición en el campo de lo real, del mundo de la experiencia. He ahí el núcleo  de una agencia de carácter fenomenológico-hermenéutico, en la cual el  investigador se implica en la experiencia para poder dar cuenta de ella. El  ejercicio de la racionalidad práctica se hace manifiesto en aquel momento en el
		que el investigador discierne cuestiones éticas vinculadas a la realidad que  estudia y da cuenta de ellas, articulándolas de manera coherente en el campo  del discurso científico. Para ello, trabajará en la formulación de argumentos que  conjuguen aquellos discursos que surgen de la experiencia de los participantes,  en la cual él también está inmerso.
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		La inmersión en la experiencia, así como el dar razón de ella, es una de las  actividades esenciales del quehacer del investigador cualitativo. Podríamos  referirnos a la investigación como una experiencia en sí misma, que se articula  en el escenario del trabajo científico. En virtud de ello, incluso es posible  vincularla a la actividad filosófica, tal como la describe Gamio (2020) desde un  punto de vista fenomenológico, al indicar que “es una experiencia que se  propone esclarecer nuestra experiencia (del mundo)” (párr. 4). El investigador  cualitativo, así como el filósofo, se propone comprender y describir las  narrativas que determinan esta experiencia en la que los agentes se reconocen
		situados y profundamente implicados. El investigador y el filósofo reconocen la  existencia del mundo como algo que los circunda, que no puede disociarse de
		la conciencia y, por lo tanto, no admite explicaciones abstractas con  pretensiones de apodicticidad.
		Finalmente, esto nos conduce a considerar la vigilancia epistemológica  como condición de posibilidad para la investigación cualitativa. Su puesta en  práctica permite reconocer —para luego explicar— las contradicciones,  incoherencias o lagunas de las teorías fundacionalistas canónicas. Se trata,  desde luego, de un mecanismo que revalora las descripciones del mundo en  términos antropocéntricos y dentro de cuyo núcleo está la experiencia del
		investigador y su capacidad para dar razón de ella. Por lo tanto, recupera el  valor de la racionalidad práctica, de manera que el vínculo entre epistemología y
		ética se hace manifiesto en la ganancia epistémica que supone la construcción
		de una teoría que explicita la transición de narrativas y de posiciones éticas. E n  resumen, la vigilancia epistemológica permite la adquisición de sentidos  orientadores para la propia vida.
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		Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional .
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		CONTAMINACIÓN EN Y A TRAVÉS DE MEMES DE INTERNET
		* * *
		CONTAMINATION IN AND THROUGH INTERNET MEMES
		Adriana Moreno Carrasco 1
		Sección: Artículos  Recibido: 04/09/2020  Aceptado: 06/11/2020  Publicado: 04/12/2020
		Resumen
		En este trabajo, propongo explorar el concepto de contaminación desarrollado por  Mary Douglas desde la antropología simbólica, entendido como la respuesta -
		usualmente negativa- hacia ambigüedades y anomalías culturalmente establecidas.  A lo largo del texto cito casos concretos en que los memes de Internet fungen  como objetos que reproducen la contaminación y como objetos que poseen en sí  mismos atributos contaminantes. Parto de una breve introducción para exponer el  concepto, seguido de ejemplos de memes que surgen en el contexto religioso  mexicano, útiles para identificar la contaminación en ese ámbito. Posteriormente  describo los elementos contaminantes de los que se constituyen los memes;  continúo con el señalamiento de iniciativas legales que se han propuesto en  México para neutralizar la contaminación producida a través de estos contenidos.  Por último, comparto algunas reflexiones en torno a la efectividad de iniciativas
		públicas y privadas en torno a los memes de Internet para incluir a la sociedad en  la discusión de temas relacionados con el arte, la cultura y la política.
		Palabras Clave: Memes de Internet; Contaminación; Ambigüedad y anomalía;  Instituciones; Juventudes.
		1 Estudiante del doctorado en Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma  Metropolitana, Unidad Iztapalapa, Ciudad de México. Correo electrónico:
		adriana.uami@gmail.com
		Contaminación en y a través de memes de internet
		Abstract
		In the following paper, I explore the concept of pollution developed by Mary  Douglas from the symbolic anthropology perspective, this concept is  understood as the -usually negative- response to culturally established  ambiguities and anomalies. Through the text I cite specific cases in which  Internet memes operate as objects that reproduce pollution and as objects that  have pollutant attributes in them. I start with a brief introduction to expose the  concept, followed by examples of memes from Mexican religious context that
		are useful to clearly identify pollution. Then I describe the pollutant elements  that constitute memes; I continue pointing out some legal initiatives that have  been proposed in Mexico to neutralize pollution produced through these user  generated contents. Finally, I share some thoughts on the effectiveness of public  and private initiatives around Internet memes to include society in the  discussion of arts, culture and politics.
		Key words: Internet memes; Pollution; Ambiguity and anomaly; Institutions;  Youth.
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		Introducción
		En los últimos años me he esforzado por situar a los memes de Internet como  un pretexto de estudio (más que como objeto) con el que se abren nuevas  posibilidades para acercarnos a las personas y los grupos, sus prácticas, sus  intereses e inquietudes cotidianas (es decir, los verdaderos objetos de estudio).  Fue así que emprendí una etnografía con la cual pudiera conocer y analizar la  forma en que el capital cultural se hace presente y fundamental en la
		producción y consumo de memes de Internet. Sin embargo, para este trabajo  me centraré en reflexiones que surgieron durante mi trabajo de campo, que  incluyó asistir y participar en distintos eventos donde los memes de Internet  fueran el centro de la discusión, desde charlas, talleres, hasta festivales de  cultura digital.
		En esta primera exploración pude conocer distintas perspectivas con las que  se han tratado los memes de Internet, así como los objetivos que han sido  perseguidos a partir de ellos más allá del divertimento, la risa y el humor. Asistí  a talleres como el dePáginaPantalla.Acercamientosteóricosyprácticosal arte  deInternet2en el Centro Cultural de España y al taller EscuelaNacionalde Artes  Memísticas:ElInstitutoNacionaldeBellosMemesenelMUNAL,en los que se
		discutía el papel de los memes de Internet como expresiones artísticas, literarias,  y políticas representativas del momento histórico en el que nos encontramos.  Junto con esta exploración, me propuse hacer un rastreo de eventos
		similares y su alcance, con la intención de tener un panorama completo de la  forma en que han sido tratados los memes de Internet, fuera de plataformas  sociodigitales. Con este rastreo pude confirmar que en los últimos años,  instituciones públicas y recintos museísticos han comenzado a discutir el papel  de los memes y otros contenidos generados por las usuarias y los usuarios en la
		cultura, el arte y la opinión pública. De ahí que organismos como el Instituto  Mexicano de la Juventud y el Colegio Nacional de Educación Profesional  Técnica, por mencionar un par de ejemplos, han organizado actividades con la  intención de aprovechar el potencial de los memes en la transmisión de ciertas  ideas, discursos y valores.
		Durante esta inmersión al campo encontré convocatorias de eventos  pasados, que eran generalmente iniciativas por parte del gobierno de la Ciudad  de México3 con las que se invitaba a las personas jóvenes a participar en
		2Consultar: https://centroculturadigital.mx/historias/Pagina-pantalla-Acercamientos-teoricos-y -  practicos-al-arte-de-internet-Bk-haIeQ -
		3 Por ejemplo, en 2018, la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa del  Distrito Federal, organizó el Concurso Meme Artístico CDMX, con el objetivo de que las  personas jóvenes crearan memes en los que se exaltaran los “lugares representativos de la  Ciudad de México”. Para ello, se les instaba a tomar fotografías en dichos lugares y agregarles
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		concursos de “memes artísticos” o “fotomemes” como los denominaron. Con  estos eventos buscaban acercar a las personas jóvenes a dichas instituciones,  sus actividades y valores, para detonar la reflexión en torno a ciertas temáticas  relacionadas con las juventudes; se ofrecieron premios, reconocimientos y otros  estímulos. No todos los esfuerzos por atraer a las personas jóvenes fueron  exitosos, sin embargo casos notables como el ConcursoNacionalde Memes,  GIFyVideos:Likeportusaludorganizado por los Centros de Integración Juvenil  y el Instituto Mexicano de la Juventud generaron una amplia participación4 .
		Por otra parte, canales de comunicación oficiales como las cuentas de
		Twitter del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y la Coordinación  Nacional de Lectura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) hicieron lo  propio compartiendo memes, atrayendo la atención de sus seguidoras y  seguidores. Por ejemplo, en la cuenta del SAT apareció un meme con el que se  buscaba recordarle a las y los contribuyentes cumplir con sus obligaciones  fiscales. Las reacciones fueron variadas, hubo a quienes les parecía gracioso el  contenido, hasta quienes aprovecharon la oportunidad para manifestar sus  inconformidades con el servicio de este órgano. Sin embargo, lo más  interesante fue la muestra de memes producidos por las seguidoras y los  seguidores de la cuenta, la mayor parte de estos contenidos respondían a la
		inconformidad con el desempeño de la institución; hubo otros que llamaron mi  atención porque en ellos se cuestionaba la baja calidad del meme, porque para
		ellos no tenía gracia o no estaba bien logrado.
		un copyo texto con el que se complementará el meme. La convocatoria puede ser consultada  en el siguiente enlace:
		http://www.aldf.gob.mx/media/banners/35f3cdd24c32386f09289b9c5abb8e4f.pdf
		4 De acuerdo con el blog de los Centros de Integración Juvenil, esta convocatoria recibió 3000  propuestas provenientes de todo el país. La nota puede ser consultada en este enlace:  https://www.gob.mx/salud%7Ccij/articulos/se-premio-a-los-ganadores-del-concurso-nacional -  de-memes-gif-y-videos-like-por-tu-salud- 132545
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		Imagen 1. Meme publicado por la cuenta oficial del SAT en Twitter, con el que se invita a las y los
		seguidores a cumplir con sus obligaciones fiscales. Tomado de:
		<https://twitter.com/SATMX/status/1043290416173334528?s=20> [29 de noviembre de 2020].
		Imagen 2. Meme producido por @redrockernyc, como respuesta al que publicó el SAT. Tomado de:  <https://twitter.com/redrockernyc/status/1043485918173319169/photo/1> [29 de noviembre de  2020].

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		Contaminación en y a través de memes de int ernet
		Un ejemplo similar es el de la cuenta de Twitter de Literatura INBA, donde se  compartió un meme en el que se aprecia a Maluma, intérprete colombiano de  reguetón, leyendo al novelista francés Albert Camus. Quizás el meme no fue
		gracioso en sí, pero logró producir cierta simpatía y llamar la atención de  distintas personas y otros medios. Lo interesante aquí fue que no todas las  seguidoras ni todos los seguidores lo recibieron con agrado y se desató un  escándalo porque, parecía una infamia tratar de promover la lectura (y motivar a  los estudiantes de grado a terminar sus tesis), a través de una imagen
		impensable: un reguetonero leyendo. Gracias a la indignación de los supuestos  puristas de la literatura y su despliegue de clasismo, el meme generó tráfico en  la cuenta y una amplia participación, incluyendo la de otras cuentas oficiales  como la del medio Animal Político que contribuyó con su propia versión.

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		Imagen 3. En este meme se aprecia al intérprete Maluma leyendo. La persona encargada de llevar la  cuenta, aclaró que no se trataba de una campaña de promoción de la lectura, pero que había  disparado las búsquedas de la obra de Camus. Tomado de:
		<https://twitter.com/literaturainba/status/884456462835175424?s=20> [29 de noviembre de  2020].
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		Estos dos ejemplos me produjeron inquietud, ¿por qué habían causado tantos  disgustos y reacciones negativas?, ¿por qué las seguidoras y los seguidores se  resistieron a los intentos de estas instituciones por comunicarse a través de  memes de Internet?
		La incursión de los memes de Internet en canales y cuentas oficiales como  estas muestra la urgencia de las instituciones por atraer a las y los ciudadanos,  mediante contenidos o convocatorias de este tipo que no suelen ser exitosas.  Sin embargo, más allá del tráfico que consiguen estos memes, he podido  comprobar que las instituciones y las personas que las representan notan el
		valor de los contenidos en la medida en que son eficaces para la propagación  de ideas y discursos determinados, así como me lo confirmó una interlocutora
		que conocí durante mi trabajo de campo. Ella comentó que estaba en contacto  con un grupo de personas jóvenes que habían sido contratadas por parte del  representante de un partido político para producir memes que le ayudaran a  obtener mayor visibilidad durante el periodo electoral de 2015 en el que se  disputaron las jefaturas delegacionales y los puestos de la Asamblea Legislativa  del Distrito Federal.
		Seguramente habrá más casos similares a los que acabo de señalar, que  despiertan más inquietudes respecto al papel de las instituciones y los inciertos  objetivos que persiguen, porque lo que quieren no es necesariamente  comunicarse, expresarse o divertirse, como lo hacen las personas jóvenes,
		quienes generalmente los producen, más bien pareciera que buscan mantener
		su dominio, pero ahora a través de estos contenidos para avasallar el  pensamiento individual (Douglas, 1996). Esta es la vía más corta para llegar a  una posible explicación, una muy simple, quizás. Sin embargo, en este trabajo  quiero proponer otra ruta, porque pienso que más allá de eso, el disgusto  radica en que no parecen dignosde producir memes, porque con sus dudosas  intenciones los ensucian, a diferencia de aquellos que surgen genuinamente  desde los rincones de Internet, como producto del ingenio de las usuarias y los  usuarios que solo quieren divertirse.
		Así que, en los siguientes apartados, desarrollo la idea de que los memes de  Internet fungen como objetos que reproducen la contaminación y como objetos
		que poseen en sí mismos atributos contaminantes. Para comenzar esta ruta,  propongo una primera parada en el concepto de contaminación, desarrollado  magistralmente por Mary Douglas desde la antropología simbólica y el estudio  de fenómenos religiosos, por lo que me serviré de memes que surgen en  contextos religiosos mexicanos para ilustrar la relación de este concepto con  casos específicos, para pasar a exponer otras dimensiones en las que se
		manifiesta la contaminación en y a través de los memes de Internet. Con este  texto también me propongo traer al presente el trabajo de Mary Douglas que  ha pasado desapercibido durante las últimas décadas y que no ha sido aplicado  en el abordaje teórico de la cultura digital, pero que resulta útil para discutir y  explicar fenómenos como los que abordo aquí.
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		Contaminación: la materia fuera de su lugar
		La contaminación ha sido definida por la antropología simbólica como cualquier  cosa o “materia puesta fuera de sitio” (Barfield, 2001, p. 221), esta acepción es  verdaderamente amplia, sin embargo, Mary Douglas, eminente antropóloga  inglesa, desarrolló una profunda investigación sobre el tabú y la contaminación  a partir de un análisis pormenorizado del Levítico. En dicho trabajo presta  atención a la forma en que las culturas organizan su mundo, estableciendo
		sistemas clasificatorios particulares con los que se designa lo puro y lo impuro,  el orden y el desorden, entre otras dicotomías que al poner a prueba los límites  entre la inmundicia y lo sagrado (Douglas, 1968) producen nociones de  contaminación a las que corresponde una respuesta: creencias,  comportamientos, sanciones o la reestructuración de clasificaciones.
		La contaminación entendida desde la antropología no implica una serie de  agentes patógenos o la suciedad en sí misma, sino la desestabilización de un  orden culturalmente establecido, Douglas señala que la contaminación, en un  sentido estricto es el “producto secundario de una sistemática ordenación y  clasificación de la materia, en la medida que el orden implica el rechazo de
		elementos inapropiados” (1973, p. 54).
		La autora sostiene que estas reglas de pureza y contaminación sirven como  una guía moral y de comportamiento que mantienen un orden ideal de la  sociedad en la que operan. De acuerdo con Douglas, estas categorías surgen
		dentro del orden simbólico de la cultura, pero se extienden a distintas  dimensiones de la vida social por lo que ciertos valores morales y reglas sociales  surgen como respuesta al desagrado que produce el desorden, la suciedad y lo  impuro. Desde su perspectiva
		Evitamos la suciedad, no por un temor pusilánime y menos aún por espanto o  terror religioso. Tampoco nuestras ideas sobre la enfermedad dan cuenta del  alcance de nuestro comportamiento al limpiar o evitar la suciedad. La suciedad  ofende el orden. Su eliminación no es un movimiento negativo, sino un esfuerzo  positivo por organizar el entorno. (Douglas, 1973, p.14).
		Esta tendencia a organizar el mundo y evitar la contaminación, encubre otro  objetivo: el de controlar el comportamiento de unos con respecto a otros. Así,  Douglas (1973), encuentra que en ciertas culturas hay enfermedades,  padecimientos o catástrofes meteorológicas que se desatan cuando las  personas faltan a las reglas de pureza, como una suerte de sanción natural que  se gana cuando se es adúltero o políticamente desleal, por mencionar ejemplos.  De esta manera se determina un orden con el que se someten unos a otros,  obligándoles a seguir un comportamiento cívico óptimo y reprendiendo a  quienes lo transgreden.
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		Las creencias de contaminación portan una carga simbólica importante que  se articula a cada cultura y que se expresa en la visión general del orden que  establece, de tal forma que podría “parecer imposible que semejante persona  pudiese liberar su pensamiento de los rutinarios hábitos protectores de su  cultura” (Douglas, 1973, p. 19), es decir, este orden opera como un marco o  esquema que determina la forma de pensar, actuar y sentir ante los otros y ante  cualquier situación social. Como todo esquema, una vez aprendido es difícil  modificarlo ya que funciona como una suerte de atajo que automatiza el  procesamiento de la información, dictando respuestas aceptables por la cultura
		que lo establece.
		Por lo tanto, estos sistemas clasificatorios regulan el comportamiento de
		quienes forman parte de determinada cultura ya que les asigna un lugar dentro  de categorías sociales restringidas que solo pueden ser libradas a través de  rituales de separación o demarcación (Douglas, 1968); de lo contrario, si los  límites se transgreden abruptamente, se da la contaminación. De acuerdo con la  autora, la rigidez de estas clasificaciones determinará el grado de control y la  intensidad de la contaminación percibida: “[l]as reglas de contaminación  pueden verse como una extensión del proceso perceptivo: en tanto que  imponen orden a la experiencia, afianzan la clarificación de formas y, por lo
		tanto, reducen la disonancia” (Douglas, 1968, p. 339) que puede despertar la  contaminación.
		Así, podemos entender la contaminación como una suerte de intolerancia  cultural a la ambigüedad o la anomalía que se expresa a través de la  discriminación, la evitación o la presión a la conformidad social que favorece el  mantenimiento del orden culturalmente establecido (Douglas, 1968).
		Si bien, la obra de Douglas aquí expuesta se centraba en desentrañar los  sistemas clasificatorios vertidos en textos bíblicos y rituales religiosos, sus  aportes son invaluables para explicar aspectos de la interacción y la dimensión  simbólica de la vida social contemporánea, plagada de intercambios culturales  provenientes de distintas partes del planeta, como hemos podido experimentar  en mayor medida con la globalización (Rosas Mantecón, 1993) y el auge de las  tecnologías de saturación del yo (Gergen, 2006), particularmente con el uso de  Internet. Los memes como buenos agentes de contaminación han demostrado  ser una mezcla incómoda de categorías donde se funden cánones culturales,  sociales y morales que, en el marco de nuestros sistemas clasificatorios, no  deberían combinarse. Los memes de Internet son ese punto en el que la  ambigüedad puede producir experiencias desagradables, pero también  estimulantes, donde se articulan el humor, el asco y el asombro en diferentes  grados, así como sucedió con el caso del Pasitoperrón(que detallaré más  adelante), donde lo sagrado y lo profano lograron convivir armoniosamente
		para arrebatar carcajadas, likes y como era de esperarse, algunas culpas y  reproches.
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		Ya en la obra de Mary Douglas (1973) quedaban registrados castigos  ejemplares como el de Santa Catalina de Siena, que decidió reprenderse a sí  misma cuando descubrió que experimentaba asco al ver y tratar las heridas de  los pacientes que atendía. Para sobrellevar la desazón que representaba para  ella la incompatibilidad de su desempeño prosocial con la higiene, Santa  Catalina bebió un cuenco lleno de pus, con la intención de apaciguar el  reproche que ella misma se infligía.
		El ejemplo, quizás exagerado, es útil para seducir a las personas lectoras,  pero también para establecer un puente con ejemplos contemporáneos de  contaminación y sus reproches correspondientes: a principios de 2017, los y las  mexicanas nos divertíamos con el video de Rolando Ávila que, en vísperas de la  celebración de la Candelaria, puso a la figura del niño dios a bailar El pasito  perrón, canción del grupo musical Dinastía Mendoza. Tras la propagación viral  del meme, diferentes grupos al interior del país comenzaron a organizarse para  replicar la coreografía en distintos parques, plazas y colegios bajo el título de  Pasitoperrónchallenge5 .

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		Imagen 4. Captura tomada del video Pasitoperrón, en el que el usuario hacebailar a la figura del niño  dios. Tomada de: <https://youtu.be/DU6vgewk09k > [29 de noviembre de 2020].
		Más tarde, el padre José de Jesús Aguilar Valdés, director del Sistema de  Información de la Arquidiócesis de México, pidió a la sociedad mexicana que no  hiciera bailar al niño dios y que le dieran el respeto debido a la figura sagrada.  El presbítero negó los rumores de que se encarcelaría a quienes difundieran el  video, pero aclaró que era de suma importancia dar el debido respeto al niño  dios y no transgredir la sensible fe de las personas creyentes. El padre hizo  énfasis en que la figura sagrada fuera tratada como tal y no como un juguete o
		muñeco común y corriente. José de Jesús Aguilar aprovechó el espacio dado  por la página de Facebook de Radio Fórmula Torreón para dar su opinión y
		5Este reto consistía en grabarse replicando la coreografía, bailando de un lado a otro, mientras  algún participante era cargado, simulando la postura del niño dios que aparecía en el video  original. Al hacer la búsqueda en YouTube aparecen más de 25000 resultados, lo que nos da  pista sobre la gran propagación que tuvo este meme y su respectivo reto.
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		aclarar la postura de la arquidiócesis mexicana con respecto al meme. En su  intervención6 menciona:
		De hecho la palabra sacro, significa lo que es separado, lo que se trata de una  forma distinta a lo ordinario. Y si una imagen del niño Jesús que está hecha para  ser venerada, que tiene una finalidad religiosa, es ocupada en forma de muñeco,  entonces está perdiendo su sentido. (Aguilar, 2017).
		Probablemente, Mary Douglas y el padre José de Jesús llegaron por distintas  vías a los aportes del teólogo inglés Ronald Knox, quien también fue un
		destacado traductor del antiguo testamento. Douglas lo remite en su trabajo y
		señala que la palabra sacer, del latín, podía referirse tanto la profanación, como  a la consagración, asimismo, el teólogo había proporcionado una versión más  interesante del antiguo testamento en el que dicha expresión podía ser  traducida como algo “puesto aparte” (Douglas, 1973, p. 23). Por su parte,  Schechner confirma que la pureza o el orden establecido culturalmente, cuando  es transgredido produce una falla, la contaminación: “[a]quí el horror de la  impureza o mezcla es desafiado, subvertido y derrumbado” (2013, p. 263), la  contaminación se presenta en este caso, como una respuesta a la ambigüedad
		que se produce cuando la materia se encuentra fuera de lugar, es decir, cuando  se transgrede la norma en la que “por un lado, está el mundo de las cosas
		profanas, y por el otro, el de las cosas sagradas” (Durkheim, 1982, p. 200).
		El meme en el que la figura del niño dios baila, es interesante también
		porque además ha resurgido, confirmando que en México, lo sagrado y profano  son categorías claramente diferenciadas, opuestas, que al mezclarse pueden  generar ambigüedad o contaminación. Después de tres años, las y los  mexicanos han comenzado a relacionar la catastrófica pandemia de Covid- 19  con la profanación de la figura del niño dios. Recientemente, han aparecido  memes y notas como la de El Deforma7 en la que señalan, sí, en tono irónico y  burlón, que quienes participaron de la euforia del Pasito perrón habían  contribuido al desencadenamiento del presente castigo. Si bien, la nota no  persigue más que seguir generando contenidos divertidos o graciosos, nos  muestra el reconocimiento de la contaminación y la respuesta punitiva natural  como aquella que Douglas encontraba en culturas lejanas.
		6 La intervención completa del padre José de Jesús Aguilar Valdés se encuentra en el siguiente  enlace: https://www.facebook.com/formulatorreon/videos/1028947400543444
		7 El medio noticioso satírico El Deforma, publicó la nota “12 mexicanas razones por las que  Diosito nos castigó con el Coronavirus”, en el que además de señalar el caso del Pasito perrón,  también se mencionan otros eventos de profanación como la burla producida por una figura  gigantesca del niño dios construida para una iglesia zacatecana. La nota completa se encuentra  en el siguiente enlace: https://eldeforma.com/2020/03/25/coronavirus-memes-dios-castiga-a-los -  mexicanos/
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		Contaminación en y a través de memes de internet

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		Imagen 5. En este meme aparece la figura del niñodiosgigante, que a finales de 2019 causó una gran  impresión por su tamaño (6 metros de altura) y expresiones toscas. Esta imagen está instalada en la  Parroquia de la Epifanía del Señor en Zóquite, Zacatecas. Tomado de:  <https://eldeforma.com/2020/03/25/coronavirus-memes-dios-castiga-a-los-mexicanos/> [29 de  noviembre de 2020].
		Frente a este par de ejemplos, me gustaría señalar uno más para continuar  explorando la intolerancia a la ambigüedad o contaminación. Debido al periodo
		de confinamiento por la pandemia de Covid-19, las iglesias han tenido que  cerrar sus puertas para evitar contagios entre sus devotos, sin embargo, esto no  ha suspendido sus actividades por lo que han recurrido a plataformas  sociodigitales como Facebook para transmitir en vivo sus celebraciones  eucarísticas. Tal es el caso de la Parroquia Nuestra Señora Aparecida del Brasil,  ubicada en la alcaldía Venustiano Carranza, en la Ciudad de México. Aunado a  las transmisiones en vivo, han compartido distintos contenidos en su página de  Facebook, entre ellos la fotografía del niño dios con cubrebocas y una careta  protectora a la medida, muy común en estos días y que ha servido como una
		barrera adicional para evitar que los cuerpos humanos enfermen al tocarse los  ojos o la boca con las manos sucias.
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		Imagen 6. Fotografía publicada en la página de Facebook de la Parroquia Nuestra Señora Aparecida  del Brasil. En ella se aprecia la figura del niño dios con cubrebocas y careta para protegerle del
		coronavirus. Tomada  <https://bit.ly/3evwrnz> [29 de noviembre de 2020].
		de:
		En este contexto, la imagen del niño dios no aparece profanada para todas las  seguidoras y los seguidores, la mayoría responde con una oración, likesy otras  reaccionespositivas. Aunque no hay reacciones de medivierteni comentarios  sarcásticos, hay otras personas que mostraron su desaprobación con reacciones  de meenoja. Si bien, este contenido no tenía intención de ser un meme y  tampoco ha llegado a propagarse como tal, sigue mostrando que en distintos  escenarios las muestras de contaminación son desdeñables, en este caso a  partir de la humanización de las figuras sagradas, porque lo humano aparece  como lo impuro en contraposición con lo divino que no baila, que no enferma.  Sin embargo, fuera del contexto religioso, lo humano también aparece
		como contaminación en la producción misma de contenidos. Es por esto que,  para continuar con la reflexión, en el siguiente apartado me centraré en otra
		forma en que distingo la contaminación en los memes de Internet y a partir de  ellos en donde lo humano se contrapone, ya no a la perfección de lo divino,  sino a la perfección de las máquinas.
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		Contaminación en y a través de memes de internet
		Contaminación: humanos vs. máquinas
		El mantenimiento o desafío del orden aparece en distintas dimensiones de los  memes de Internet, en los ejemplos anteriores encuentro la ambigüedad en un  nivel simbólico y de contenido; en este apartado me centraré en los aspectos  técnicos y estéticos que también juegan un rol importante en su producción y  consumo, así como en los atributos que los constituyen como objetos que  reproducen la contaminación.
		Los rasgos estéticos característicos de los memes de Internet tradicionales  han sido identificados por Nick Douglas (2014) como una corriente estética  particular que denomina InternetUgly. Esta corriente se caracteriza por mostrar  un grado de humanidadque se expresa a través de trazos torpes, faltas de  ortografía y otros errores que denoten un pobre trabajo técnico. De acuerdo  con Douglas, los memes de Internet “celebran lo amateur” (2014, p. 324),  garantizando el acceso a cualquier persona interesada en crear contenidos,  independientemente de que posea habilidades o conocimientos avanzados en  edición de imágenes. El autor encontró casos en los que personas profesionales  en producción visual decidían emplear errores técnicos como recursos valiosos  en la creación de contenidos, así que empleaban editores gráficos  especializados para producir contenidos deliberadamente feos .

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		Imagen 7. En este contenido se aprecia una mezcla de letras, dibujos y trazos imprecisos hechos a  mano alzada en Paint. Esta imagen ejemplifica la estética InternetUgly, como la denomina Nick  Douglas. Tomada de: <https://dibujosmama.tumblr.com/image/133516850345> [29 de noviembre de  2020].
		Para Douglas (2014) los contenidos que ponderan estos errores, de forma  premeditada (y también aquellos sin la intención de hacerlo) forman parte de la  estética propia del InternetUglyen la que es habitual crear contenidos con  trazos a mano alzada, utilizando el mouse sin procurar precisión alguna, el uso  de imágenes escaneadas, borrosas o pixeladas, incurrir en faltas de ortografía o  de sintaxis, la economía del lenguaje, entre otras aparentes atrocidades con las  que se busca deliberadamente producir una ambigüedad.
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		Douglas afirma que este “grado de humanidad” (2014, p. 315) que se le da a  los contenidos a través de los errores fungen como una forma de resistencia y  oposición a los criterios estéticos actuales en los que se priorizan las  composiciones pulcras, minimalistas, los trazos precisos, el orden, la simetría  entre otros atributos que se asocian a la limpieza o lo puro; basta señalar como  ejemplo la predominante estética minimalista implementada por Apple tanto en  sus interfaces como en el exterior de sus equipos de cómputo, generalmente,  carcasas blancas o grises. Lo humano aparece aquí también, como algo que  ensucia con su imperfección, a diferencia de las máquinas, que no se equivocan.
		Los memes de Internet más comunes aparecen aquí como una suerte de  resistencia ante un régimen estético en el que lo humano es borrado, omitido.
		Por ejemplo, no es casualidad el predominante uso de correctores ortográficos  y editores de imágenes cada vez más potentes para lograr aquello que los  humanos no pueden, es decir para borrar sus limitaciones y así evitar el
		desagrado que producen estos errores a otros humanos.
		Por otro lado, encuentro casos en los que se busca emular de forma  controlada el error, aprovechando la perfección de las máquinas pare recrear las  fallas humanas. Por ejemplo, tipografías como la controvertida Comic Sans,  también empleada profusamente en memes de Internet, posee una
		composición llena de curvas y trazos moderadamente desaliñados. Esta fue  creada por Vincent Connare en 1994, a pedido de Microsoft, con la intención de
		usarse en softwares y contenidos dirigidos al público infantil, por lo que
		buscaba que la fuente tuviera rasgos de informalidad como si se tratara de  letras hechas a mano alzada, clásicas de las historietas para niños.
		Las y los diseñadores tipográficos suelen retorcerse al ver el uso cotidiano  de Comic Sans, que a sus ojos es desagradable, sobre todo cuando es empleada  en contextos erróneos como documentos formales, señalización o placas
		conmemorativas, es decir, cuando aparecen fueradelugar. Para contrarrestar la
		inquietante experiencia de contaminación estética, se han creado campañas  para evitar el uso de esta tipografía en espacios distintos al establecido. Un  ejemplo notable es el sitio Comic Sans Criminal8 que tiene como objetivo  enseñar a las personas a usar apropiadamente Comic Sans para -en sus propias  palabras- dejar de ser un criminal. En esta página se encuentran guías para la  correcta aplicación de la tipografía, se sugieren bancos tipográficos y opciones  que pueden emplearse en documentos formales e informales u otros  contextos9 .
		Ejemplos como estos dan cuenta de la experiencia de la contaminación en  distintas situaciones, por un lado, como un error humano que debe ser omitido
		8 Consultar: http://comicsanscriminal.com/
		9 Por ejemplo, Comic Sans ha sido indicada por la Asociación Británica de la Dislexia para  facilitar la lectura a personas que padecen este trastorno. Consultar: https://bdatech.org/what -  technology/typefaces-for- dyslexia/
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		mediante máquinas y softwares de edición o como un error que se puede  emular a través de los mismos medios, pero de forma controlada; y por último  como una forma de resistencia ante la perfección que se ha impuesto  culturalmente.

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		Imagen 8. En este meme se aprecian tres fuentes tipográficas en uso, acompañadas de imágenes con  las que se pretende mostrar el grado de formalidad o informalidad atribuida a cada fuente. Tomado de:  <https://bit.ly/3bc1PWb> [29 de noviembre de 2020].
		Esta estética que Douglas definió como InternetUgly, permite descubrir una  suerte de posicionamiento político. Al respecto, Bollmer (2018) señala que esta  forma de producir contenidos y su estética descuidada o amateur
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		desafían o exponen los límites formales asumidos en los medios digitales,  esbozando un espacio estético que permite ver y decir algo, algo que ha sido  juzgado como “feo” o “inculto” en un contexto más comúnmente definido por lo  cool. Pero al mismo tiempo, hay un uso “correcto” del estilo, al menos si uno  quiere ser parte de un grupo específico. (Bollmer, 2018, p. 172)
		Con lo que regresó al desencanto con los memes producidos por el SAT y el  IMBAL. Desde la perspectiva de las seguidoras y los seguidores, dichas  instituciones no parecen hacer un uso correctode los memes, están fuera de  lugary por lo tanto contaminan. Pareciera entonces que a partir de los memes  se regula esta entrada -o no- a ciertos grupos. Esto también lo pude confirmar  durante mi trabajo de campo, cuando asistí al taller de EscuelaNacional de  ArtesMemísticas:ElInstitutoNacionaldeBellosMemesenelMUNAL, la  tallerista principal señaló que los memes de Internet tienen una suerte de  adentroy afuera, dimensiones a las que se puede acceder si se entiende o no el  sentido de los contenidos, para ella, los memes operan como puntos de  referencia para indicar si se pertenece o no a cierto grupo, en la medida en que  son interpretados y también cuando resaltan las diferencias entre las y los  integrantes de cada grupo.
		A partir de estos contenidos se obtiene un reconocimiento que no  cualquiera puede ostentar, mucho menos las instituciones de gobierno
		mexicanas que no tienen muy buena reputación frente a las y los ciudadanos,
		mucho menos frente a las personas jóvenes que son quienes encabezan la  producción y consumo de memes de Internet. Sabemos que la mala reputación  de las instituciones no ha sido ganada de forma gratuita, y que especialmente  las personas jóvenes han sido bastante perjudicadas por su ineficiencia. Aunado  a esto, no podemos dejar de lado que son las personas jóvenes quienes han  desarrollado un mayor dominio en el uso de Internet y plataformas
		sociodigitales, espacios en los que han logrado un cierto grado de autonomía  (Castells, 2009) que podría estar en riesgo con la intrusión de estas instituciones.  La producción y consumo de memes de Internet va más allá de los objetos  digitales en sí. A través de ellos se instauran formas de reconocimiento a las que  no cualquiera puede acceder, aunque así tengan derecho. Los memes de  Internet brindan un espacio para compartir historias, experiencias y distinciones  que en otros espacios pueden ser más limitados, especialmente para personas  jóvenes
		Internet y el móvil les brindan una plataforma simbólica compensatoria y  sustitutiva de la falta de poder real en la vida cotidiana. Frente a las dificultades de  inclusión que les plantean la mayoría de las instituciones tradicionales,  particularmente las que se relacionan con la formación, el empleo y el acceso al  poder, los jóvenes generan estrategias flexibles y móviles de inclusión en los  escasos márgenes que les brindan los circuitos formales, pero fundamentalmente
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		en los circuitos informales que generan ellos mismos, donde internet constituye un  espacio privilegiado. (Winocur, 2009, p. 49)
		A través de estos espacios, las personas jóvenes encuentran otras vías para  distinguirse y acentuar su afiliación con aquello que los asemeja o para reforzar  aquello que les diferencia de otros, estableciendo formas particulares para  comunicarse e interactuar, como señala Nateras “[e]sta urgencia de la  diferenciación es un mecanismo de legitimación en la constitución identitaria
		del ser jóvenes versuslos mundos adultos” (2010, p.18) que se filtra a todas las
		esferas de la vida cotidiana de las personas jóvenes. Los memes de Internet y la  cultura digital aparecen como los territorios que tienen que ser defendidos de la  posible contaminación inducida por otros grupos etarios o agentes que  busquen restringirlos como lo elaboro en el siguiente apartado.
		Regulación vs contaminación
		Douglas señala que en culturas pasadas y presentes es usual organizar el  mundo a través de dicotomías, a veces claras y en otras no tanto, sin embargo,  lo importante es que de estas se desprenden ideas de pureza e impureza a las
		que corresponden ciertas respuestas, de tal manera que
		[E]l universo se divide en ciertas cosas y acciones que están sometidas a restricción
		y en otras que no lo están; entre las restricciones, unas están destinadas a proteger  a la divinidad contra la profanación y otras a proteger lo profano contra la  intrusión peligrosa de la divinidad.
		Es así que en este apartado me concentro en dos formas de restringir o regular  a los memes de Internet que han sido puestas en práctica para proteger un  orden dado, no precisamente el de lo sagrado y lo profano, sino el de las
		jerarquías y las categorías sociales.
		En los últimos años, distintas figuras públicas han buscado la forma d e  regular estos contenidos o de proceder legalmente cuando se salen de control,  sobre todo cuando afectan la imagen o el honor de funcionarias y funcionarios  públicos. Por ejemplo, en el año 2015, la diputada local Selma Guadalupe  Gómez Cabrera, del Partido Verde de Sonora propuso al congreso de su estado  la “Ley de responsabilidad civil para la protección de la vida privada, el honor y  la propia imagen”. Con esta iniciativa se buscaba sancionar legalmente la  producción y distribución de memes que abordaran temas políticos o en los
		que se pusiera en riesgo la imagen de figuras públicas. Finalmente, la iniciativa  no tuvo éxito.
		También en 2015 apareció otro intento por regular la distribución de  memes de Internet. En este caso fue la diputada Martha Orta Rodríguez del  Partido Revolucionario Institucional de San Luis Potosí. La diputada proponía la  adición al artículo 187 bis para que pudieran prohibir la difusión de imágenes,
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		videos y pistas de audio que denigraran o humillaran a las personas que  aparecieran en dichos contenidos. Esta propuesta, igual que en el caso anterior,  era demasiado confusa e imprecisa. Unos días después de presentar la iniciati va  (y de recibir muestras de desaprobación), la diputada trató de hacer una  precisión, por lo que señaló que no se refería a memes, sino al intercambio de  contenidos para poner en práctica el sextingo alguna forma de violencia a  través de Internet. Esta propuesta no tuvo mayor incidencia, sin embargo atrajo  la atención de personas que comenzaron a producir memes sobre ella y su  iniciativa.
		Otro caso similar fue el del gobernador de Chihuahua José Reyes Baeza. En
		2006, el mandatario proponía una ley para sancionar el uso y la distribución de  imágenes, textos y voces de otros para obtener un beneficio a cambio. De  nuevo, la propuesta era confusa e imprecisa (no quedaba claro si se refería a  memes o no), pero fue aprobada y se integró al código penal de su estado. Sin  embargo años más tarde, en 2017 esta ley fue eliminada por el coordinador de  diputados del Partido Acción Nacional, Miguel La Torre.
		A través de estas iniciativas se buscaba proteger el honor de ciudadanas y  ciudadanos regulares, pero particularmente de los servidores públicos que se  encuentran más expuestos a los inconvenientes que supone ser atacado por la
		opinión pública. Como ya lo hacen las caricaturas políticas, los memes de  Internet, también ponen a prueba los discursos oficiales y la imagen de las
		figuras públicas, señalando por ejemplo la limitada pericia con la que
		desempeñan sus cargos o cualquier aspecto de su físico o de su vida privada  que pueda considerarse un defecto, para cuestionar su lugar en la estructura  política, poner en duda su posición y su valor en la sociedad, es decir su honor  que como señala Pitt- Rivers:
		es el valor de una persona para sí misma, pero también para la sociedad. Es su  opinión sobre su propio valor, su reclamación de orgullo, pero también es la  aceptación de esa reclamación, su excelencia reconocida por la sociedad, su  derechoal orgullo. (Pitt-Rivers, 1977, p. 18)
		A través de los memes de Internet se cuestiona precisamente el honor de las  figuras públicas, su poder y su derecho al orgullo, esto no es poco, cuestionar  su valor representa un cambio significativo en la forma de ser percibidos y  tratados, porque el honor “entraña no solo una preferencia habitual por un  modo de conducta determinado, sino también el derecho a determinado trato a
		cambio” (Pitt-Rivers, 1977, p. 18) y con el poder del anonimato desde el que se
		producen los contenidos, pueden omitir cualquier muestra de respeto o siquiera  empatía que puede afectar a cualquiera y particularmente a figuras públicas.  Cuando las diputadas Selma Gómez y Martha Orta hicieron sus propuestas,
		no faltó el despliegue de memes en contra suya, la mayoría decía cosas como  “propone ley antimemes, la convierten en uno” o “quiere prohibir los memes, se  convierte en meme”. Con esto se cuestiona la distancia que hay entre las y los
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		ciudadanos comunes frente a quienes ostentan un cargo público. Pasar  abruptamente de ser una autoridad respetable a protagonista de un meme  pone de manifiesto una transición que contamina la imagen de las involucradas,  dejándoles desprovistas de la investidura de poder para reubicarlas en el mismo  peldaño que cualquier otra persona en la jerarquía social. Este cambio de  posición refleja un desorden, una asimetría de poder y honor que pasa de una  figura a otra, situándolas en categorías sociales distintas por un breve instante y  que no suele ser agradable para quienes quedan en una posición menos  favorecida.
		Otro caso interesante relacionado con la regulación de contenidos se dio en  junio de 2020 cuando el senador Ricardo Monreal impulsó reformas a la Ley
		Federal del Derecho de Autor y al Código Penal Federal con la intención de  modificar los términos de la propiedad intelectual del Tratado entre México,  Estados Unidos y Canadá. Con esta precipitada reforma10 se promovió (además  de penas de cárcel por alterar o reparar dispositivos como celulares o  computadoras personales) un mecanismo de censura digital con el que  proveedores de servicios de Internet pueden remover contenidos sin notificar o  comprobar que violan derechos de autor de quien así lo demande. Con esta  reforma lo que podría pasar es que cualquier meme, remix o mashup de
		contenidos sea retirado si alguien reporta que afecta sus derechos de autor. Los  memes de Internet y gran parte de los contenidos generados por las usuarias
		suelen contener fragmentos de obras provenientes de industrias culturales
		consolidadas como el cine, la televisión y la música, por lo que se limitaría la  participación de un sinnúmero de personas creadoras de contenido.
		Es así que ante el problema de la contaminación se busca intervenir a través  de su organización bajo el marco de la regulación legal, restringiendo su  producción y circulación, pero también limitando el acceso de un gran número  de personas que suelen participar en dicho proceso. En las iniciativas de las
		diputadas se buscaba restringir su uso cuando afectará la imagen pública, pero  en esta reforma lo que se busca es restringir su creación limitando el acceso a  las fuentes de materia prima. Buscar el orden de estos contenidos nos habla de  una suerte de desviación que tiene que ser controlada, ya que como menciona  Douglas “[e]l reconocimiento inicial de la anomalía induce a la angustia y de allí  a la supresión o a la evasión” (1973, p. 18) y la forma de contrarrestarla parece  ser la organización enérgica de estos contenidos a través de las leyes.
		Reflexiones finales. Ante la ambigüedad y la anomalía
		10 Distintas organizaciones han emprendido acciones para evitar que esta reforma se consolide  y junto con la participación de la ciudadanía se ha conseguido que la Comisión de Derechos  Humanos intervenga para analizar y determinar su inconstitucionalidad:
		https://participa.nicensuranican dados.org/
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		En los ejemplos anteriores, se muestra la reacción de la sociedad mexicana  frente a la contaminación y la transgresión del sistema clasificatorio establecido,  en el que categorías como sagrado y profano no deben ser mezcladas. Sin  embargo, de la contaminación aparecen muestras de aprobación o desagrado  confirmando que
		Existen diversos modos de tratar anomalías. Negativamente, podemos hacer caso  omiso de ellas, no percibirlas sin más, o bien condenarlas cuando las percibimos.  Positivamente, podemos afrontar con resolución la anomalía y tratar de crear una  nueva configuración de la realidad en la que tenga cabida. (Douglas, 1973, p. 58)
		Como en el caso del niño dios con careta que despertó la inquietud de uno que
		otro de sus fieles, hay quienes no perciben las anomalías que desafían los  sistemas clasificatorios de su cultura. Es posible encontrar memes de Internet  con los que se mezclan o transgreden categorías, produciendo ambigüedades  interesantes que no necesariamente devienen en desagrado. La contaminación  entendida como una forma de ambigüedad y anomalía (Douglas, 1973) desata  otro tipo de experiencias con las que es posible llegar a reflexiones  estimulantes.
		Para la autora, la anomalía es aquello que se desajusta de la norma o que  sobresale dentro de una serie de elementos, por otra parte, concibe la
		ambigüedad, como aquello que puede tener dos interpretaciones, sin embargo,  afirma que hay casos en los que las categorías analizadas son tan difíciles de  aprehender que distinguir ambos términos no representa ventaja alguna. Como
		ejemplo práctico, señala a las sustancias que son pegajosas como el jarabe de  azúcar, que no se ajusta a la categoría de sólidos, pero tampoco a la de líquidos,  es decir, se trata de una anomalía que simultáneamente produce una sensación  ambigua pero que enriquece la experiencia sensorial de quienes lo prueban por  primera vez.
		Estas experiencias nuevas, fruto de la ambigüedad como lopegajoso, se  reproducen en la creación y el consumo de ciertos memes que contribuyen a la  discusión de diversos temas de formas heterodoxas, en algunos casos  reforzando las barreras de los sistemas clasificatorios y en otros, desafiándolos,  poniendo a prueba su rigidez como si se tratara de una sustancia viscosa que  produce ambigüedades pero que enriquece las reflexiones en torno a dichos  temas. Por ejemplo, páginas de Facebook como Obrasdeartecomentadas11 ,  InstitutoNacionaldeBellosMemes12, BrokenEnglish13 o Acontecimientos
		11 Consultar: https://www.facebook.com/obrasdeartecomentadas
		12 Consultar: https://www.facebook.com/INBMoficial
		13 Consultar: https://www.facebook.com/b rokenenglishsi
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		históricosnarradosconperritos14, han sabido emplear la anomalía para tratar el  arte, la literatura y la historia a través de memes de Internet. Si bien, el  tratamiento de los temas no es profundo, abren la posibilidad de que las  seguidoras y los seguidores, seducidas y seducidos por la viscosidadde los  contenidos, se interesen en las obras, los artistas y los hechos históricos  señalados, detonando su curiosidad y estimulándoles para continuar  enriqueciendo su conocimiento al respecto.
		Durante el taller EscuelaNacionaldeArtesMemísticas:ElInstituto Nacional  deBellosMemesenelMUNAL, se discutió la importancia de estos contenidos  como una suerte de anzuelo para llamar la atención de las seguidoras y los  seguidores e invitarles a investigar sobre el arte, la cultura y la literatura por sí  mismas. En este taller participaron personas con distintos cargos e intereses, por  ejemplo, algunas asistentes formaban parte de museos como el Museo  Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), otros eran community  managers15 de medios como BuzzFeedNewsMéxico, personas editoras y  administradoras de páginas memes en Facebook como Antropocholo16, entre  otras con distintos niveles de popularidad. En este evento, Itzel Ortega (ahora  exintegrante del Instituto Nacional de Bellos Memes), la tallerista principal, hizo  énfasis en la importancia de producir memes con buena calidad técnica para  atraer la atención de la audiencia y acercarles a la experiencia de percibir una  obra de arte como si se estuviera dentro de un museo. Con este objetivo se
		busca difuminar los límites entre la cultura reconocida oficialmente y la que no,
		pero también, eliminar las barreras simbólicas que impiden el acceso a obras  artísticas y literarias, aunque estén a la mano. En estas propuestas, se aprovecha  la ambigüedad y la anomalía para reflexionar otra dimensión de los memes.
		Algo similar encontré en el taller PáginaPantalla.Acercamientosteóricos y  prácticosalartedeInternet, facilitado por el artista digital Canek Zapata. En este  espacio se discutió el papel de las expresiones artísticas digitales, así como la  importancia de Internet, el uso del software y la creatividad para producir no  solo piezas bellas, sino que permitieran el análisis teórico, la creación literaria y  periodística. Durante las sesiones de este taller se abordó la importancia de los  memes de Internet, las selfiesy las piezas artísticas digitales contemporáneas así  como pasadas, para comprender el momento histórico en el que nos  encontramos, así como las expresiones culturales que los han acompañado. En  este taller, la experiencia estética también era uno de los objetivos más
		14Consultar: https://www.facebook.com/Acontecimientos-hist%C3%B3ricos-narrados-con -  perritos- 111890963787808
		15Profesional de marketing digital encargado de gestionar la imagen de una marca o empresa  en Internet, particularmente plataformas sociodigitales como Facebook.
		16Consultar: https://www.facebook.com/Antropocholo
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		importantes a perseguir, para estimular la curiosidad de las personas en torno a  estos temas.
		En el festival MEMEMX, hubo participaciones diversas y multidisciplinares,  desde periodistas y escritores como Nayef Yehya y Mario Flores, hasta figuras  importantes en la producción y consumo de memes como Brad Kim, editor  fundador de KnowYourMeme17,un archivo digital de memes de Internet que  se encarga de su documentación. También participó Vampipe18,una figura  popular en la creación de memes en México que se ha dedicado a producir  contenidos en torno a la vida política del país y sus personajes. Vampipe señaló  que es necesario preguntarse por la utilidad de los contenidos que se producen,  la audiencia a la que van dirigidos, el humor y la calidad de los memes, por lo  que hizo énfasis en que la producción de los contenidos implica esfuerzo  técnico, pero también el mantenimiento de cierta sensibilidad por lo que sucede  alrededor para integrarlo a los contenidos y detonar la reflexión.
		Con mi trabajo de campo, pude dar cuenta del carácter contaminante de los  memes, pero también de la contaminación que reproducen. Los memes de  Internet, como reproductores de contaminación ofrecen distintas vías para  discutir aspectos profundos de la vida cotidiana, la cultura, la política, la religión  o cualquier otro tema de interés para las ciencias sociales, ya que abren la
		posibilidad de conocer la forma en que cada sociedad clasifica y ordena su  mundo a partir de una mezcla de imágenes, textos y otros medios que dan
		como resultado piezas que develan los sistemas clasificatorios que la cultura
		propia impone, así como los tabúes y anomalías que le desafían, porque como  señala Douglas:
		Las creencias de contaminación, ciertamente derivan de la actividad racional, del  proceso de clasificar y ordenar la experiencia. Sin embargo, no son producidos por  procesos estrictamente racionales o siquiera conscientes, sino más bien como un  subproducto espontáneo de estos procesos. (1968, p. 341).
		De manera que los memes han ampliado la posibilidad de que otras personas  compartan su perspectiva del mundo y se involucren en la discusión de temas  relacionados con la agenda pública, por ejemplo, y que en otros momentos  estaba limitada a grupos cerrados o con un capital cultural distinto. Ahora bien,  esto no quiere decir que la democratización de la palabra resuelva conflictos o  que todas las voces sean dignas de ser escuchadas, sin embargo, es un paso
		17Consultar: https://knowyourmeme.com/
		18Uno de los memes más populares de Vampipe es el de Enrique Peña Nieto reproduciendo un  videoclip en su teléfono donde muestra los movimientos de un candelabro durante el sismo del  7 de septiembre de 2017, mientras pasa de un video a otro de su carrete, aparece el de una  mujer semidesnuda con un sonido de gemidos de fondo. Se puede consultar aquí:
		https://t witter.com/vampipe/status/906155504749170688?lang=es
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		importante que haya cabida para la opinión y el reconocimiento de otros  grupos que sistemáticamente han sido minimizados y dejados al margen, como  las personas jóvenes. También es un paso adelante que objetos aparentemente  banales como los memes de Internet, puedan ser considerados como vehículos  para discutir otras dimensiones de la vida cotidiana, la producción artística y  cultural o la vida política del país.
		Ahora bien, al inicio de este trabajo mencioné algunas convocatorias con las  que se invitaba a las personas jóvenes a participar produciendo memes sobre la  ciudad, la prevención a las adicciones y otras temáticas, pues en este punto
		quisiera hacer algunas precisiones para desambiguarlas razones por las que  considero que fueron exitosas, pero no efectivas.
		Los ejemplos exitosos que encontré fueron solo un par y la poca o nula  efectividad de estos eventos radicó en el desconocimiento que se tiene respecto  a los actores involucrados: las personas jóvenes (sus intereses e inquietudes) y  los memes de Internet. Para que iniciativas de este tipo sean provechosas se  requiere, principalmente, la genuina intención de conocer a las personas que se  convoca y sus circunstancias, porque eventos de ese tipo refuerzan las  distancias y las barreras que hay entre las instituciones y las personas a las que  deben representar. Esta rígida barrera no hace más que reproducirse a cada
		paso que las instituciones dan para paliar las condiciones que marginan y  excluyen a grupos sociales desfavorecidos, porque si las necesidades primarias
		no están cubiertas, difícilmente se generarán las condiciones que estimulen la  curiosidad por actividades y prácticas culturales (Bourdieu 2010).
		Si dejamos fuera premios de hasta $700019 (razón por lo que tuvieron una  amplia participación), estas actividades no suelen ser divertidas debido, entre  otras cosas, a la serie de restricciones que se les imponen. En las bases de  participación, se les exige que eviten lenguaje ofensivo, el uso de emojis,  palabras altisonantes, palabras o términos que no sean en castellano, también
		se les pide que solo hablen de los aspectos positivos de las instituciones, que se  limiten a usar contenidos originales…. Los memes de Internet no son nada de  eso y los temas que les interesan a las personas jóvenes seguramente, tampoco,  mucho menos de la forma en que se les exige tratarlos. Estas dinámicas están  pensadas aparentemente para ellas, pero no les consideran realmente. Quizás lo  único que falta es que haya más psicólogos y psicólogas sociales en el terreno,  para guiar un ejercicio de intervención exitosa, en el que se planteen las  verdaderas necesidades e intereses de las personas.
		Pero, como la esperanza es lo último que muere, puedo decir que, no todo  está perdido. Aunado a estas fallidas iniciativas oficiales, encontram os
		19 En 2017, los Centros de Integración Juvenil junto con la Secretaría de Salud y el Instituto  Mexicano de la Juventud organizaron el “Concurso nacional de memes, GIF y videos. Like por tu  salud” en el que se premiaban con $7000 a la persona ganadora del primer lugar, $5000 y $3000  al segundo y tercer lugar respectivamente. La convocatoria todavía se puede consultar en este  enlace http://www.cij.gob.mx/concurso2017/premios.html
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		Adriana Moreno Carrasco
		propuestas de museos y otras instituciones dedicadas a la preservación y  difusión del arte, dispuestos a negociar los estándares de las obras que incluyen  en sus repertorios para dar paso a nuevas expresiones culturales digitales como  los que he señalado. Un ejemplo interesante es el Museo Dolores Olmedo20 ,  que ha llevado a cabo un concurso de memes, con el que se buscaba una  reapropiación de las obras de arte que conforman su colección, por lo que las  personas interesadas en participar emplearon el catálogo de obras del museo  para producir memes. Este concurso fue puesto en marcha por los miembros de
		la página de Facebook Instituto Nacional deBellos Memes, quienes se
		encargaron de evaluar las creaciones de quienes participaron y premiar a  quienes ganaron. Existen otras propuestas notables como talleres para aprender  a hacer memes, en México los han ofrecido museos como el MUNAL, el Centro  de la Imagen21 y el Museo Arocena de Coahuila22. Con estos eventos no se  busca emprender competencia alguna, sino, enseñar el manejo de algunas  herramientas para producir contenidos sujetos al criterio y las necesidades  comunicativas de quienes participan en dichos eventos. Asimismo, en estos  talleres se discuten no solo los memes, también aspectos de la cultura digital, la  comunicación, el arte, la política, entre otros que enriquecen la experiencia y el  sentido de producir memes.
		Probablemente, los memes de Internet no lleguen a ser considerados  oficialmente como expresiones artísticas formales, sin embargo, lo importante
		aquí es que es imposible negar que están recubiertos de sentidos y símbolos
		que afianzan o desafían sistemas clasificatorios, que distinguen a las personas  que los producen y propagan. Tampoco se puede negar su valor en términos  sociales y culturales con los que se despliega un sinnúmero de posibilidades  para abordar temas y objetos de estudio propios de las ciencias sociales,  particularmente, la psicología social.
		Para concluir me gustaría extender la invitación a las colegas para
		contaminar los espacios académicos con temas y métodos que habiliten otras  rutas para la producción de conocimiento y el enriquecimiento de nuestras  disciplinas, así como a desarrollar herramientas que permitan desentrañar las  ambigüedades y las anomalías en nuestros propios objetos de estudio.
		20Consultar: https://www.chilango.com/cultura/concurso-de-memes-en-el-museo-dolores -  olmedo/
		21Consultar:https://centrodelaimagen.cultura.gob.mx/educacion/talleres-y -
		seminarios/2018/talleres-retribucion-educativa- b.html
		22Consultar: https://www.museoarocena.com/pieza-del-mes-anteriores/2-uncategorised/649 -  semana-internacional-de-los- museos
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		Contaminación en y a través de memes de internet
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		Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional .
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		DEPORTE Y SOCIEDAD. CONTRASTES: CUERPO, PROTESTA Y  DIGNIDAD
		***
		SPORTS AND SOCIETY. CONTRASTS: BODY, PROTEST AND  DIGNITY
		Carlos Labastida Salinas 1
		Sección: Disertaciones  Recibido: 16/07/2020  Aceptado: 14/08/2020  Publicado: 04/12/2020
		“Nosotros estábamos muy conscientes de que el conocimiento  acerca del deporte lo era también de la sociedad.”
		Norbert Elias y Eric Dunning, 1986
		Resumen
		Tras caracterizar al deporte profesional como una esfera social llena de contrastes, los
		cuales no son más que los contrastes de la sociedad misma, en el presente ensayo  pongo de relieve la gran asimetría de poderes y recursos que existe en el mundo  deportivo, especialmente entre directivos, patrocinadores, políticos y atletas. Lo  anterior se realiza mediante dos recorridos principales. El primero de ellos enfatiza la
		manera en la que el cuerpo de las y los atletas se encuentra sometido a las reglas,  intereses y juicios de un reducido número de personas que conforman las élites  deportivas. El segundo aborda la siempre polémica cuestión de la protesta política en  el deporte y las diversas posturas que giran en torno a esta, dejando al descubierto las  incongruencias existentes y la gran desigualdad de poder entre los diferentes actores.  Concluyendo, así, que si el deporte es un espacio de abusos, opresiones y explotación,  también debe ser uno de lucha, resistencia y dignidad.
		Palabras clave: política; derechos; poder; ética; justicia.
		1 Estudiante de la maestría en Sociología Política del Instituto Mora, Ciudad de México. Correo  electrónico: carloslab93@gmail.com
		Deporte y sociedad. Contrastes: cuerpo, protesta y dignidad
		Abstract
		After characterizing professional sport as a social sphere full of contrasts, which are the  same contrasts of society itself, in this essay I display the existent asymmetry of power  and resources in the sports world, specially the one among executives, sponsors,  politicians and athletes. To accomplish this I take two main routes. The first one  highlights the way in which the body of athletes is subject to the rules, interests an d  judgements of a small number of people who constitute the sports elite. The second
		one approaches the polemic issue of political protest in sport and the different  attitudes around it, exposing the many existing contradictions and the unequal power  among different actors. Thus, it is concluded that if sport is a field where abuses,  opressions and exploitation take place, it should also be a field where contestation,  resistance and dignity emerge.
		Key words: politics; rights; power; ethics; justice.
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		Carlos Labastida Salinas
		El deporte –y el deporte profesional2, en específico– puede ser visto e  interpretado de múltiples maneras, y así se ha hecho a lo largo de los años. Una  manera de verlo es como una especie de símbolo o de muestra del progreso de  la humanidad. Lo anterior se debe, más que nada, al concepto de récord que le  es inherente desde sus inicios (Besnier, Brownell y Carter, 2018; Guttman, 2004) y  al rápido desarrollo y uso que hace de los más recientes avances tecnológicos  (los cuales, por extrañas razones, suelen ser considerados como aquellos con los  que, en buena medida, juzgamos lo avanzada que está una sociedad, lo que sea
		que eso signifique). Aunado a esto, todavía hay quienes suelen atribuirle al  deporte un carácter formativo por excelencia e, incluso, lo ven como una  herramienta o medio para la transformación social; como una actividad que  fomenta, produce e interioriza los valores de una sociedad democrática, solidaria,
		igualitaria, pacífica, inclusiva, etc. El famoso espíritu olímpico y el fairplay (véanse  ONU (2003) y Moscoso-Sánchez (2010), por ejemplo).
		Además, la naturaleza competitiva del deporte profesional y las grandes  cantidades de recursos de todo tipo que giran en torno a él, junto con las  exigencias de consumo de la sociedad contemporánea, tienen a múltiples  industrias (la textil y de la moda, de alimentos, de telecomunicaciones, transporte,
		arquitectónica, publicitaria, etc.) trabajando permanentemente a tope,  desarrollando y presentando, año con año, una cantidad de productos novedosos
		de distintos tipos tanto para las y los deportistas como para cuerpos técnicos,
		jueces, árbitros y las audiencias. Estas tecnologías las encontramos en forma de  vestimenta y equipamiento; en novedosas técnicas, métodos o sustancias para  mejorar el rendimiento; equipos electrónicos de asistencia para árbitros y  técnicos; innovadoras formas de transmisión, de análisis y predicciones de  encuentros deportivos, por mencionar sólo algunos. Estos impresionantes  avances, junto con los constantes récords y logros conseguidos por los países,
		equipos y atletas con el pasar de los años, abonan a esa visión del deporte como  muestra del progreso y desarrollo humano.
		Sin embargo, no es difícil ver que el deporte es, al mismo tiempo, una de las  esferas sociales más conservadoras y rígidas que existen en comparación con  otras. Esta rigidez y conservadurismo, que residen en su estructura y sus
		2 La especificación de profesional es de suma importancia para los fines de este escrito,  entendiendo por profesional a “todo aquel que por dinero o cualquier otra retribución pecuniaria,  practique, enseñe, prepare o adiestre en cualquier deporte” (Federación Atlética Argentina, 1954,  p. 5). La importancia reside en que el deporte profesional es el que más ha sufrido las  consecuencias de las exigencias de productividad, eficiencia y consumo de la sociedad  contemporánea; es el que más se ha pervertido a causa de la burocratización, rentabilidad y  mercantilización. Al tener, entre otras, esta motivación económica, su lógica deviene diferente a  la de los demás espacios y formas de practicar deporte (amateur, escolar, recreativo, etc.), y el  carácter lúdico de la actividad deportiva se encuentra más ausente o reducido que en cual quier  otra. Aunque si bien se conservan y se reproducen los aspectos esenciales, esta motivación  específica produce un cambio de gran relevancia, en el que se priorizan ciertas acciones y valores  que dan paso a aparición de fenómenos particulares en busca de la ganancia económica.
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		dinámicas mismas, contrastan fuertemente con los ideales y aspiraciones de  progreso en cuanto a igualdad, inclusión y solidaridad, anteriormente  mencionados, que supuestamente buscan. Y no sólo contrastan fuertemente, sino  que se ven ampliamente cuestionados cuando reparamos en este otro tipo de  aspectos que también le son esenciales al deporte. A poco nos resulta ajeno el  hecho de que, históricamente, el deporte ha estado fuertemente marcado por el  sexismo, el racismo, los nacionalismos y la xenofobia, la mercantilización y el  consumo, la corrupción, su uso como instrumento político o económico por parte  ciertas élites, la desigualdad de poderes y recursos entre directivos y atletas, entre
		otros.
		Para verlo en términos concretos, piénsese que mientras podemos
		maravillarnos con la fabricación de bicicletas increíblemente aerodinámicas y  livianas, después de múltiples intentos fallidos sigue sin lograrse en el ciclismo de  ruta una estable y duradera competencia femenil equivalente al Tour de France  varonil, que cuenta ya con más de un siglo de historia3. Podemos ver en la  televisión –o en algún dispositivo móvil– en cámara súper lenta, a quién sabe  cuántos cuadros por segundo, y desde incontables ángulos, los gritos, cánticos y  gestos racistas, xenófobos u homofóbicos que aficionados y algunos jugadores  hacen a sus rivales. Mientras estábamos a la expectativa de lo que Japón, el
		gigante tecnológico, nos tenía preparado para los próximos Olímpicos de Tokio,  diversas mujeres atletas exigen y luchan en diversos espacios por mejores
		condiciones y derechos laborales. Celebramos los diversos récords conseguidos
		en los juegos de Sochi 2014, para luego enterarnos de la participación  gubernamental en un plan de dopaje sistemático en los atletas del país anfitrión.  Somos testigos del auge de los sistemas de monitorización y rastreo para obtener  los datos y estadísticas del desempeño de atletas, del uso en los entrenamientos  de las cámaras de oxigenación hiperbárica, o de la incursión de la termografía  aplicada al deporte para la detección de lesiones o el riesgo de sufrirlas, pero
		seguimos encasillados en la extremadamente rígida categorización binaria  varonil/femenil en las ramas de casi todos los deportes, la cual margina y  estigmatiza a atletas transexuales e intersexuales. Así, vemos que las  contradicciones que existen en el deporte son las contradicciones que existen en  el mundo. Y la estampa perfecta para retratarlas nos la brindó Estados Unidos el  30 de mayo del 2020. Mientras al mediodía, con el lanzamiento del Falcon 9
		logrado mediante la colaboración de la NASA con SpaceX, se decía que se  inauguraba una nueva era espacial para la humanidad, en decenas de ciudades  estallaban protestas llenas de rabia e indignación contra el histórico y sistemático  racismo que impera en el país norteamericano, las cuales fueron detonadas por
		3 El Tourdel’AudeFemenino, GrandeBoucley LaRoutedeFranceson algunas de las carreras  femeniles más prestigiosas que han existido, sin embargo, todas ellas han atravesado por diversos  problemas para su realización, sobre todo por el escaso interés de los patrocinadores,  ocasionando la desaparición de algunas de ellas desde hace tiempo o de la realización  intermitente de otras, incluso llegando a perder su carácter de profesional. La más constante,
		estable y que continúa vigente es el GirodeItaliaFemenino .
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		el asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis en los días  previos. Así es el mundo, y así es también el deporte.
		De esta manera, encontramos en el deporte profesional una especie de
		contradicción entre el avance y retroceso, entre el progreso y el conservadurismo.  Sin embargo, la cuestión central reside en entender que el deporte no es ni lo  uno ni lo otro. No es progreso, ni punta de lanza en la transformación de la  sociedad, como todavía les gusta creer a muchos. Ni es tampoco la  representación de algunos de los aspectos más primitivos de nuestra sociedad,  como lo creen otros tantos. Es más bien, utilizando algunas de las frases con las
		que Geertz (1973) caracterizó al deporte en su clásico estudio sobre las riñas de  gallos en Bali, un cuento que se cuenta una sociedad a sí misma sobre sí misma,  “un ejemplo de ella cuidadosamente preparado [...], una simulación de la matriz  social” (pp. 358, 366). El deporte nos permite encontrar las más diversas  expresiones existentes en el amplio abanico de valores que reinan en una  sociedad. Es un espacio que refleja los aspectos más dolorosos, reprobables y  decepcionantes, así como los más esperanzadores y reconfortantes que se  encuentran circulando en una colectividad. Así, precisamente como lo afirmaba  el mismo Geertz (1973), la función del deporte “no consiste en mitigar las  pasiones sociales ni exacerbarlas [...] sino en desplegarlas” (p. 364) en medio de
		un escenario determinado. El deporte nos permite ver lo que es una sociedad,  nos permite ver lo que somos.
		Si bien los avances tecnológicos y sus usos en el deporte nos proveen de
		mucho material sobre el cual reflexionar, por el momento, me enfocaré en  algunos de aquellos aspectos que he caracterizado como conservadores o de  atraso que persisten en la práctica del deporte profesional. Como resulta  evidente, la cantidad de este tipo de problemáticas es muy vasta y, debido a su  naturaleza, resulta problemático hacer una categorización o una delimitación  clara para la gran mayoría de ellos en cuanto a la cuestión central del problema,
		pues en ellos convergen distintos aspectos. En esta ocasión, de entre todo el gran  entramado de problemáticas que podrían escogerse, en la primera parte de este  escrito retomaré solamente algunos de los casos recientes más emblemáticos e  ilustradores que atañen a las relaciones entre cuerpo, género y poder que nos  permitan tener un panorama general del estado del deporte profesional  contemporáneo en estos temas.
		Afortunadamente, en el deporte –como en cualquier otro espacio de la vida  social– las tensiones o conflictos existentes son problematizados y enfrentados  de diversas maneras, una de las cuales es la acción directa en forma de protesta  o manifestación. Estas protestas y manifestaciones de carácter político que se dan
		en el deporte –y que largamente han estado terminantemente prohibidas en las  distintas competiciones oficiales– suelen hacer referencia a conflictos que  trascienden la propia esfera deportiva, dando como resultado que el deporte  profesional y sus espacios suelan ser frecuentemente utilizados como escenario  para realizar posicionamientos, exigencias y reclamos de todo tipo. Por ello, en la
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		segunda mitad de este ensayo, se encuentran algunas reflexiones en torno a una  de las múltiples aristas de la muy compleja relación entre deporte y política, a  saber, el de la protesta en el deporte. Reflexiones que nos muestran que no todo  está perdido, que a pesar de que las y los deportistas profesionales se encuentran  sometidos a un régimen de extrema disciplina y obediencia, todavía nos  encontramos con rayos y destellos de esperanza y de dignidad.
		Para dejar descansar por un momento las multicitadas y muy conocidas
		expresiones del deporte como espejo del mundo o como microcosmos de la  sociedad, tomaré prestada la expresión que sirve de título a un reciente libro del
		sociólogo e historiador Ariel Rodríguez (2019) y la utilizaré un poco a  conveniencia para afirmar que el deporte es “un museo del universo”4. Es un  museo porque “el museo expresa un momento totalizante de la cultura: el mundo  todo, una faceta, una culminación o un ejemplo didáctico de ese mundo” (p. 13).  En él podemos encontrar lo mejor y lo peor, lo más desilusionante y lo más  esperanzador de nuestra sociedad. Pasemos, pues, a observarnos, a reconocernos  y a contemplarnos.
		I. Definiciones y usos legítimos del cuerpo: poder, cuerpo y deporte.
		Al definir el deporte como un campo, Bourdieu (1990) lo conceptualizó como una  esfera autónoma de la vida social con sus relaciones sociales, sus intereses y sus
		recursos propios. Es decir, que el deporte se organiza de acuerdo con su propia
		lógica y dinámica –en otras palabras, su realidad propia– las cuales le son  específicas, irreductibles y distintas a las de los demás campos. En consecuencia,  desde este punto de vista, el deporte es un espacio en el cual existen diversas  fuerzas y luchas simbólicas, donde los capitales económicos, sociales y culturales  se encuentran distribuidos de manera desigual y los agentes sociales actúan y  luchan por mantener o transformar dicha correlación de fuerzas.
		Esta disparidad en el volumen poseído de capital se ve materializada, entre  otras cosas, en torno al problema de la legitimidad. Es decir, que aquellos grupos  que cuentan con mayor volumen de capital tienen la capacidad de decidir qué  acciones, qué prácticas o qué productos gozan de ser legítimos o ilegítimos en  algún campo en específico (Ariño, 2011), en este caso, el del deporte.
		De entre todas las variadas y diversas luchas que se pueden pensar dentro  del deporte, Bourdieu (1990) hace mención específica de “el monopolio para  imponer la definición legítima de la actividad deportiva y de su función legítima”  (p. 200), es decir, de determinar qué sí es y qué no es deporte, qué está permitido
		4 Rodríguez (2019) emplea la expresión “museo del universo” no para referirse al deporte como  tal, sino a la Ciudad de México en 1968, la cual, en el contexto de los Juegos Olímpicos y el  movimiento estudiantil, fungió como museo en el sentido de que exhibió “experiencias de vida,  gestos colectivos, estados de ánimo generacionales y lenguajes que iban de la ruptura a las  convenciones al uso” (p. 14). Un museo que presentó y representó el gran estado de la cuestión  de “la ciudad, de la nación, del Estado, del mundo, del deporte, de la competencia, del arte, de la  violencia, del cinismo, de los límites y alcances de una década” (p. 14).
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		y qué no, si se es deporte de élite o popular, o el deporte como profesión o como  espectáculo. Dentro de esta tensión entre lo legítimo y lo ilegítimo se encuentra  también la relacionada con el problema de “la definición del cuerpo legítimo y el  uso legítimo del cuerpo” (p. 200). El análisis central del autor sobre esta cuestión  radica, principalmente, en el significado y la relación que las personas de  determinada clase social establecen con su cuerpo, así como la manera en que  esta relación determina, en gran medida, el deporte que se practica, pues cada  clase presta una atención diferente a las ganancias intrínsecas para el cuerpo en  sí y las ganancias en términos de distinción que otorga cada deporte. Dicho de
		manera muy general, Bourdieu (1990) afirma que las élites o las clases altas ven  su cuerpo con una finalidad estética, cuyo fin es el goce, la higiene, la elegancia  y la admiración: el cuerpo para ser mostrado, “como configuración perceptible, el  cuerpo para los demás” (p. 211). Por otro lado, las clases populares establecen  con su cuerpo una relación de tipo más instrumental, donde el interés central se  encuentra en la ganancia de fuerza y musculatura, y se practican deportes donde  se pone en juego el cuerpo mismo5 .
		Si bien el sociólogo francés enfoca su análisis en lo recién mencionado sobre
		la legitimidad del cuerpo, en las siguientes líneas aprovecharé para retomar esta  cuestión y centrar la atención sobre algunas formas en las que, dentro del campo
		de deporte, esta tensión de lo legítimo y lo ilegítimo a la que el cuerpo se  encuentra sometido también abarca aquellas disputas en torno a las condiciones
		o las características específicas que deben cumplir los cuerpos que hacen deporte.
		¿Quién puede y quién no puede hacer cierto deporte? ¿Quién y con qué  fundamentos lo decide? Los siguientes son algunos casos donde se pueden ver  claramente estas tensiones entre poder, cuerpo y deporte. Casos en los cuales se  hacen patentes las grandes desigualdades de posesión de capitales que se  traducen en opresiones, abusos e injusticias debido al gran poderío y control que  ejercen ciertos organismos, empresas, instituciones y directivos sobre los y las
		atletas.
		Quizá el caso reciente más mencionado cuando se habla de cuerpo, género  y deporte sea el de la corredora sudafricana Caster Semenya, quien ha sido
		5 Por ello, asegura Bourdieu (1990), las personas pertenecientes a las clases altas suelen decantarse  por deportes en los cuales el cuerpo no es expuesto al contacto físico brusco o directo, y algunos  donde el componente estético resulta fundamental: esgrima, golf, gimnasia, polo, equitación,  tenis (conocido en sus inicios como eldeporteblanco, y no únicamente por el color de sus  uniformes), entre otros. Cabe resaltar que, hasta hace no mucho tiempo, los colores  predominantes de los uniformes de algunos de estos deportes sean el blanco y los colores claros,  los cuales han estado tradicionalmente asociados a la higiene, al prestigio y la nobleza. En cuanto  a las clases populares, el tipo de relación con su cuerpo resulta en la práctica de deportes donde  resaltan la fuerza física, la resistencia y la agresividad, como los deportes de contacto. No está de  más mencionar que, sin duda, hoy día vivimos lo que algunos autores han llamado la  democratización del deporte (Iuliano, citado en Gómez, Grinszpun, y Seid, 2012), donde, como  consecuencia de la globalización, los deportes tradicionalmente practicados por las clases altas  se han hecho más accesibles a las demás y donde estas transitan, poco a poco, hacia la práctica  de otros deportes.
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		multimedallista olímpica y mundial en los 800 metros planos. Siempre vale la  pena retomar su historia. Semenya ha estado desde hace muchos años en medio  de la polémica, y la razón es que, para algunos, no parece completamente mujer.  Durante las primeras competencias de su carrera deportiva, Semenya no  provocaba tanto alboroto, si acaso uno que otro comentario, nada más; pero en  el 2009, cuando los primeros lugares, las medallas y los buenos cronometrajes  llegaron, las sospechas y acusaciones no se hicieron esperar, tanto por parte de  atletas como del público, entrenadores, comentaristas, etc. Elisa Cusma, atleta  italiana que corrió contra Semenya en la final del mundial de Berlín de ese mismo
		año, la acusó directamente de ser hombre. Inicialmente, se manejaron versiones  sin fundamento de que Semenya era transexual o se le señaló –utilizando el  término de manera errónea– de ser hermafrodita. Ante la presión, la entonces  llamada Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF por sus
		siglas en inglés, que a partir del 2019 cambió su nombre a WorldAthletics ),  máximo órgano rector del atletismo en el mundo tomó la decisión de intervenir,  exigiendo a la atleta la realización de diversas pruebas de verificación de sexo6 .  En diversos medios trascendió la noticia de que los resultados de dichas pruebas  arrojaban que Semenya producía niveles de andrógenos, especialmente de  testosterona, tres veces superiores de lo que lo hace una mujer promedio, y que
		la atleta había atravesado por lo que hoy día se conoce como diferencias en el  desarrollo sexual (DSD), siendo esto el causante de sus altos niveles de
		andrógenos.
		En medio de la polémica, en el 2010 la IAAF decidió seguir la recomendación  de un grupo de expertos médicos que establecía que la sudafricana podía seguir  compitiendo como mujer sin limitación alguna. El caso quedó archivado, aunque  no sin sus opositores correspondientes, hasta el 2018, cuando la IAAF decidió  establecer nuevos criterios de elegibilidad para las atletas mujeres con altos  niveles de testosterona, exigiendo que, si querían participar en los eventos
		oficiales, estas debían someterse a un tratamiento médico para bajar su  producción de testosterona hasta un nivel específico. Negándose a acatar esta  medida por considerarla discriminatoria y violatoria de sus derechos, Semenya ha  emprendido desde entonces acciones legales contra la IAAF ante el Tribunal de  Arbitraje Deportivo y la Corte Federal Suprema de Suiza, las cuales, hasta el  momento, no han sido favorables para la sudafricana, lo que al día de hoy – al  momento en que se escriben estas líneas (verano del 2020)– la tiene alejada de  competencias oficiales y con la incertidumbre de poder participar en los próximos  Juegos Olímpicos de Tokio.
		De esta manera, la entonces llamada IAAF determinó quién sí es una mujer
		normal y quién no, y lo que se debe hacer si se quiere ser considerada como tal.  Imaginemos que algo similar se hiciera en las ramas varoniles: que resultara que
		6 Para una reconstrucción histórica y análisis a fondo sobre la cuestión del sexo, atletas  intersexuales y las pruebas de verificación de sexo en el deporte, puede consultarse Besnier,  Brownell y Carter (2018)
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		Bolt, Phelps o Djokovic produjeran una cantidad considerablemente mayor de  testosterona que los demás hombres, ¿se les suspendería por ser demasiado  hombres o más hombres que los demás? O, en un sentido inverso, si la Federación  fuera congruente con su lógica de competir en igualdad de condiciones, entonces  también tendría que exigirles a los atletas hombres, que por alguna razón  producen niveles más bajos de testosterona que el hombre promedio, a  someterse a tratamientos médicos para alcanzar niveles iguales a los de los  demás competidores, ¿no?
		Como bien argumentan Rivero y Tamburrini (2014), lo de Semenya y otras
		mujeres con características similares es consecuencia de la arcaica rigidez de la  división binaria de los sexos. Estos autores lanzan una dura crítica en la que  afirman que la división de categorías en el deporte basada en el sexo es obsoleta,  especialmente en estos tiempos donde los conocimientos médicos y científicos  son tan avanzados. Lo que tendría sentido hacer es medir el índice de  andrógenos, particularmente la testosterona, para construir desde ahí las  categorías competitivas en los deportes, independientemente del sexo biológico.  Esto permitiría superar todos aquellos supuestos dilemas que surgen en cuanto  a la participación de atletas transexuales, intersexuales, DSD, etc7. Hacer lo  anterior implicaría no sólo reconfigurar el deporte, sino reconfigurar las formas
		de pensamiento y, por lo tanto, reconfigurar la sociedad.
		En una de las incontables entrevistas que ha dado Semenya, la atleta  menciona contundentemente “Todos somos diferentes [...] Yo produzco más  testosterona, ¿y eso qué?” (Guardian Sport, 2019) Tiene razón. El éxito o fracaso,
		el ser mejor o peor que otros en un deporte o en el desarrollo de habilidades  específicas está determinado, principalmente, por nuestras diferencias – tanto  físicas como culturales y sociales (las últimas teniendo efectos decisivos en las  primeras, como se sabe desde hace tiempo, Besnier, Brownell y Carter, 2018). Las  y los atletas más destacados las poseen en mayor medida que los demás.
		Recordemos que por algún tiempo se habló mucho de la anatomía de Phelps,  sobre todo de la longitud de sus brazos; o de la estatura y longitud de las piernas  de Bolt; o de la potencia de Cristiano Ronaldo, pero en ningún momento fueron  cuestionados por ello, sino idolatrados. Fueron incluso estudiados, aunque no  con un ánimo de sospecha o cuestionamiento –como Semenya–, sino de  admiración. Diferencias anatómicas y fisiológicas naturales –refiriéndome con
		7 Claudio Tamburrini, filósofo y ex futbolista argentino, retoma la interesante y cada vez más  respaldada propuesta del profesor Pedro Malpica, quien esgrime la posibilidad de que el criterio  de categorización en los deportes no sea el sexo, sino aspectos como los niveles de andrógenos  en el cuerpo o, dependiendo de la actividad, factores como el peso, la estatura o la masa muscular  –algo muy similar a lo que ocurre en el boxeo, cuyas categorías están basadas en el peso de los  competidores–, apuntando siempre a competiciones mixtas. De esta manera, en el futuro, las dos  categorías se fundirían en una, y así como hoy nos extraña la costumbre de que antes se separara  a los deportistas en categorías diferenciadas por razas, “de la misma forma el actual cisma entre  femenino y masculino se verá como un rasgo anticuado y prejuicioso” (Rivero y Tamburrini, 2014,  pp. 111- 112).
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		Deporte y sociedad. Contrastes: cuerpo, protesta y dignidad
		esto a que no han sido modificadas intencionalmente– son las que, en última  instancia, definen la gran variedad de atletas que vemos día a día: estatura,  complexión, capacidad pulmonar, elasticidad, tolerancia a los efectos del ácido  láctico, explosividad y potencia muscular, etc.8 El único pecado de Semenya es  que su diferencia transgrede una de las concepciones dicotómicas más sagradas  y constitutivas del pensamiento occidental: la de hombre/mujer. Y aunque  probablemente el de Semenya sea el caso más conocido, no es la primera mujer  en sufrir este tipo de problemas. Esperemos que sea de las últimas.
		Es en situaciones como esta donde se hacen plenamente evidentes las
		características que le confieren autonomía al campo del deporte: su auto  administración y su autor reglamentación. Al hablar de la autonomización de este  campo, Bourdieu (1990) hizo referencia a dos procesos específicos que lo  acompañan: la racionalización y la reglamentación. Con ellos se refiere a la  constitución de un cuerpo de reglamentos específicos de aplicación universal y a  la de un cuerpo de dirigentes especializados. Estos últimos:
		Están investidos del derecho de fijar las normas relativas a la participación en  las justas que ellos organizan y les corresponde ejercer, bajo control de los  tribunales, un poder disciplinario (exclusiones, sanciones, etc.) para que se
		respeten las reglas específicas que ellos dictan (Bourdieu, 1990, p. 198).
		El problema reside en que la posesión de poderes y recursos –o de capitales– es  tan grande y desigual, que todo agente que participe en dicho campo queda,  prácticamente, bajo su control. El dominio de ciertos organismos nacionales o  internacionales, federaciones, patrocinadores, empresas de diversa índole o  directivos ha llegado a tal punto que, como es fácil darse cuenta, el deporte  profesional tiene, literalmente, dueños. Son ellos quienes deciden qué se hace y  que no, cómo, cuándo y dónde se hace, y hasta lo que es moral e inmoral. Formar
		parte de ese mundo implica la obligación, casi inescapable, de seguir y conducirse  bajo dichas reglas y valores. Las capacidades, talentos, características de los  cuerpos, el esfuerzo y el trabajo son puestos a su consideración, apreciación y  criterio. Esta disparidad de poderes y recursos conduce, en muchos casos, a  múltiples abusos, a explotación y maltrato hacia los y las atletas; los cuales gozan,  por lo general, de absoluta impunidad. ¿Quién vigila al vigilante?
		Allyson Felix es la velocista más galardonada en la historia de los Mundiales  de Atletismo. A la fecha, cuenta con 13 medallas de oro, tres de plata y dos de  bronce; así como con seis medallas de oro y tres de plata en Juegos Olímpicos.  Es, sin duda alguna, una de las mejores velocistas de todos los tiempos. En el
		2019, esta corredora estadounidense libró una batalla contra su patrocinador, una
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		8 Además, el desarrollo de algunas de estas cualidades –como la capacidad pulmonar, la  elasticidad, la estatura, entre otras– no depende en absoluto del nivel de testosterona en el  cuerpo, y resultan, incluso, mucho más determinantes que esta última al momento de otorgar  ventajas en ciertos deportes, dependiendo de la actividad de la que se trate.
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