Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018) ISSN 2448- 7317

ACTOS DE MEMORIA: UN ACERCAMIENTO A TRES CONSTRUCCIONES DEL USO DEL PASADO EN EL MOVIMIENTO TRANSFEMINISTA.

Juan Pablo Duque Parra 1

Resumen

Como todo movimiento social, el Movimiento Transfeminista se proyecta hacia el futuro mediante sus acciones y reivindicaciones, sin embargo, la investigación realizada se pregunta si, bajo su condición de novedad como un movimiento emergente, construye una memoria catalizadora de sus discursos y prácticas. Para

ello se ha realizado un estudio de caso cualitativo mediante entrevistas semiestructuradas a participantes en este movimiento y se ha procedido a un análisis de contenido temático. Los resultados ponen de manifiesto que se construyen y se hacen intervenir en la arena social tres expresiones relativas al pasado que configuran tres actos de memoria: 1) para la performatividad, en acciones declarativas y

realizativas, 2) para las relaciones de afinidad, en sus alianzas y redes afectivas, y 3) para la politización de la experiencia, en la utilización del recuerdo como material político-activista, expresando así la vigencia de la memoria en su doble posibilidad: como discurso y como espacio de lucha política.

Palabras Clave: Ocaña, transfeminismo, performatividad, memoria, discursos Abstract

Just like any other social movement, the Transfeminist Movement is projected into

the future through its actions and social claims, however, the research that has been done asks whether the emergent movement builds a catalytic memory of its discourses and practices. For this proposal, a qualitative study has been carried out through semi-structured interviews with participants of the movement and a thematic content analysis has been carried out. The results show that three expressions related

to the past that form three acts of memory are constructed and involved in the social sphere: 1) for performativity, in declarative and performing actions; 2) for affinity

1 Estudiante de la maestría en comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México: juanpablo.duque@e- campus.uab.cat

Juan Pablo Duque

relationships, in their alliances and affective networks; and 3) for the politicization of experience, in the use of memory as activist political material. Thus expressing the validity of memory in its double possibility: as a discourse and as a space for political struggle.

Key words: Ocaña, transfeminism, temporalities, performativity, memories, dis course

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1. Introducción

“Yaquebuscamosenelpasadolasarmasylainspiración, también debemossercuidadosas.Loshistoriadoreshanconcebidoatodos los

‘revolucionarios’asesinadoscomomártiresensuintentode‘recuperar’ el pasado(…)Comoindividuosquequerríancontemplarlatradiciónentera de logrosrevolucionariosconseguidosabasedefuego,nonospareceun buen procedimientoconcebiralosmuertoscomomártiresheroicos,sino que

preferimostratarloscomopersonasigualesanosotras,comoun ejemplo paraestecontextodepazyalegría,perosinembargoconfallos. ”

EhnNothing,2015.START:StreetTransvestite Action Revolutionaries.SylviaRiera&Marsha,P. Johnson

El Movimiento Transfeminista, en tanto que movimiento social, es de reciente aparición y, aunque comparte con otros movimientos contemporáneos algunas reivindicaciones en relación con las minorías y a las transgresiones del género, ostenta un carácter propio. No es el objetivo de este trabajo elaborar una historiografía pero, para ubicar un poco la cuestión, se debe decir que, para buena parte de las activistas y personas afines, el Movimiento Transfeminista del que se hablará a continuación nace en el contexto de Cataluña en el año 2009, con posterioridad a las Jornadas Feministas realizadas en Granada (Solá, & Urko, 2013). Más en concreto, el acontecimiento que acostumbra a considerarse como su inicio suele datarse con la aparición del Manifiesto por la Insurrección

Transfeminista, que fue firmado por múltiples personas y colectivos de diferentes partes del mundo.

Este comienzo tuvo continuidad en diferentes acciones entre las que destaca, por su particular significado, la campaña StopPatologization, que fue una movilización en diferentes contextos que exigió que las personas trans no

fueran estigmatizadas ni patologizadas para acceder a servicios médicos y que la categoría nosológica de disforia de género desapareciera del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), entre otras exigencias (Missé & Coll-Planas, 2010). No es solo por estas demandas, por la proyección que puedan tener en la construcción de futuro, por la voluntad de

dar forma a lo que está por ocurrir, que se ha reclamado la atención hacia el Movimiento Transfeminista. Lo que inspira este trabajo es tratar de comprender si un movimiento social emergente y de reciente aparición, interroga al pasado y deja que el pasado lo interrogue en la construcción de sus prácticas, o, mejor dicho, si la memoria tiene algo que ver con el futuro. Más precisamente, el

trabajo que aquí se presenta se formula la siguiente pregunta: ¿el Movimiento Transfeminista utiliza el pasado para la constitución de sus prácticas? Y si lo utiliza, ¿cómo se traduce en una memoria compartida?

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Como se verá a lo largo del trabajo, se entiende que el Movimiento Transfeminista permite problematizar la idea de que los movimientos sociales con más recorrido histórico —sea por años de existencia o por su importancia

en diferentes coyunturas políticas —son los sujetos “ideales” para el estudio de la memoria. En efecto, en la emergencia de las nuevas problemáticas de género, en las nuevas exigencias sociales de las vivencias trans y en las nuevas luchas políticas de los movimientos sociales de insurrección de la sexualidad, se encuentran expresiones críticas y usos del pasado que contribuyen a su lucha

actual que, con frecuencia, pasan desapercibidos por los estudios psicosociales, además tanto en las prácticas como en el diálogo se pueden establecer relaciones entre diferentes segmentos temporales que conviven en el presente. Asimismo, se entiende que los hallazgos referidos al papel que juega la memoria en un movimiento tan reciente, podrían aportar elementos de reflexión al debate sobre la Psicología Social de la Memoria (Piper, Fernández & Íñiguez, 2013). Por último, se quiere comprender si un movimiento tan aparentemente nuevo en su configuración y en sus modos de acción recurre al pasado para su articulación y el impulso de su acción, para así problematizar y conocer en qué sentido la memoria que se construye, contribuye o no, a configurar acciones políticas, generar pertenencias o dialogar con el espacio social y político a través de un recorrido reflexivo del pasado, del presente y del futuro.

El transfeminismo en general y el Movimiento Transfeminista en particular, han abierto espacios y nuevas formas discursivas para el quehacer minoritario que no habían sido consideradas por un feminismo tradicional y hegemónico.

Destacan entre ellas lazos tejidos con la memoria histórica y el reconocimi ento de la herencia de los movimientos feministas integrados por minorías raciales, inmigrantes, trans, trabajadoras sexuales y personas de clases bajas en general, nutriéndose tanto de las herencias feministas como de las herencias del devenir minoritario (Valencia Triana, 2014). Además, el transfeminismo se caracteriza por

tender alianzas entre cuerpos de identidad diversa que se revelan ante un sistema de opresión conectado y múltiple (Egaña, 2015). En este sentido, el transfeminismo puede entenderse:

...comounaarticulacióntantodelpensamientocomoderesistencia social queescapazdeconservarcomonecesariosciertossupuestosdela lucha feminista para la obtención de derechos en ciertos espacios geopolíticamentediversos,que,almismotiempo,integraelelementode la movilidadentregéneros,corporalidadesysexualidadesparalacreación de estrategiasqueseanaplicablesinsituyseidentificaconlaidea deleuziana

de minorías, multiplicidades y singularidades que conformen una organización reticular capaz de una «reapropiación e intervención irreductiblesaloseslóganesdedefensadela“mujer”,la“identidad”, la

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“libertad”,ola“igualdad”,esdecir,ponerencomún“revoluciones vivas”». (Preciado, 2009: 59).

Teniendo un panorama que contempla la pregunta por los usos del pasado y la memoria del Movimiento Transfeminista, hay que explicitar que la referencia para hablar de memoria son los trabajos que la han conceptualizado como acción discursiva (Middleton & Edwards, 1990; Vázquez 2001, 1998; Collin 1995; Shotter 1992; Vázquez e Íñiguez 1995; Bruner, 2003; Lindón, 1999; Edwards &

Potter, 1992 , 1987, 2007; Visacovsky, 2004; Middleton & Brown, 2007) y los trabajos que entienden e interpretan la vivencia trans como una acción política y biopolítica (Pazmiño, 2011; Gomes de Jesús, 2014; Preciado, 2009, 2002; Cabrera & Vargas Monroy, 2014; Trjullo, 2009, 2008; Solá & Urko, 2013; Valencia Triana, 2014; Fonseca Hernández & Quintero Soto, 2009; Platero, 2015, 2009; Butler 2016; Foucault, 1967, 1976, 1975). En este sentido, dado que la justificación de la investigación concurre en diferentes niveles teóricos, epistemológicos, sociales y políticos, el enfoque se hace desde la Psicología Social Crítica (Ibáñez, 2001; Fernández, 2003; Gergen, 1992; 1996; 2007; Íñiguez, 2003; 2007).

Con lo anterior, la relativa novedad de la unión de conceptos muestra pocos antecedentes con los mismos intereses, pero destacan los estudios de Egaña (2015) en Historias de Barcelona. Posibles antecedentes locales de la postpornografíaylostransfeminismosenlaciudad, de Marchante- Hueso (2015) Luchasfronterizasdegéneroentreelarteylapolítica, y de Fernández y Araneta (2013) en Genealogíastrans(feministas). Así, la pregunta por cómo

construyen memoria los movimientos sociales no es nueva, pero es cada vez más relevante. Desde los enfoques sociológicos e históricos (Aguirre, 2008; Svampa & Stefanoni, 2007; Baer, 2006), hasta los enfoques psicosociales (Jodelet, 1993; Mendoza, 2015), se ha debatido sobre la importancia del pasado para la constitución de grupos, colectivos, movimientos y movilizaciones.

Este trabajo no tiene la intención de representar la vivencia trans, no intenta hablar por el Movimiento Transfeminista, tampoco intenta hablar de ellas; l o que intenta es hablar con ellas. ¿Cómo? A partir de las voces de la investigación: desde las referencias hasta el material empírico se fue construyendo de forma colaborativa entre investigadas e investigador. La investigación fue realizada en

conjunto, y todas sus voces hacen y tienen parte en este trabajo. No se pretende decir que gracias a esta investigación pudo hablar el Movimiento Transfeminista, es más bien decir que gracias a que hablan, publican, luchan y exponen, se pudo hacer esta investigación. De igual manera es relevante aclarar que la presente investigación se enmarca en los tiempos y formas del desarrollo

del Máster en Investigación e Intervención Psicosocial de la Universidad Autónoma de Barcelona, lo que termina condicionando sus alcances, sus propósitos y sus posibilidades.

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Ahora, es importante argumentar el porqué se considera que el

transfeminismo es un movimiento social. La evolución del estudio de los movimientos sociales va a la par de los cambios mismos de los movimientos, es decir, que el concepto cambia a partir de las prácticas que los movimientos sociales han ido acogiendo como parte de su identidad. Existen muchos tipos de movimientos: hay antisistema, anticapitalistas, etc. Existen coyunturas y crisis

que también entran a definir a un movimiento. Con los diferentes cambios en la política de primer sector (partidos, instituciones, gobierno) los grupos organizados que no eran parte de los sindicatos comenzaron a tener un mayor peso en las agendas políticas, y con eso empezaron a institucionalizarse también, pero se generó un espacio social para las personas que no estaban de acuerdo con la institucionalización y que se organizaban porque querían generar cambios locales, nacionales e internacionales. El entendimiento de los movimientos sociales tuvo un parteaguas con la Primavera Árabe y la aparición de las redes sociales como escenario de organización social; con todo lo anterior, se puede entender en el sentido clásico de movimiento social al transfeminismo, ya que es un grupo de personas que se organizaron para cumplir unos objetivos políticos, como se dio en el caso de la Stop Patologization,en conjunto con otros grupos en una movilización mundial. Son un movimiento social porque han tomado el espacio público, porque tienen una identidad política establecida que se opone a diferentes modelos de normalidad y violencia, porque han realizado acciones que han cambiado instituciones

dentro del entorno de Barcelona, porque utilizan las sensibilidades académicas para reflexionar sobre su pasado, su presente y su futuro y también porque se organizan para intercambiar versiones y visiones de las situaciones que viven, porque utilizan la tecnología para organizarse e intercambiar información y actuar en su contexto inmediato; son un movimiento social porque no existe

una jerarquía ni un organigrama, son iguales y por eso la dificultad para entenderse desde modelos tradicionales donde se buscan jefes y cabecillas. Son un movimiento social porque han construido artefactos identitarios: manifiestos, arte, performances y flayers. Son un movimiento social porque tienen una agenda política, estética, cultural y afectiva.

Su condición de ser un movimiento social de reciente aparición term ina acercando sus luchas a muchas coyunturas y relaciones que en el apartado de memoria para las relaciones de afinidad se entenderán a profundidad.

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2. Memoria compartida y performatividad de la memoria en el

Movimiento Transfeminista

“MientrasenMadridunospadresmetafóricospactaban los contenidosdenuestraConstitución,enBarcelonaalgunosdesus hijos extraviadossetravestíanporplaceropor desobediencia”

RafaelMérida,2016.Transbarcelonas:Cultura,géneroysexualidad en laEspañadelsigloxx .

Cada época y cada presente han forjado una relación política entre el pasado y el futuro (Huidobro, 2012). Dentro de las muchas formas que existen de relacionar el pasado con el presente, la memoria juega un papel fundamental debido a que su expresión la posiciona como un fenómeno intersubjetivo resultante de procesos de socialización colectiva, por tanto, la memoria es importante para los movimientos sociales contemporáneos, ya que, en su construcción, el pasado deja de ser lejano y se convierte en parte de la experiencia del hoy (Mead, 1929). De esta manera, entendiendo al transfeminismo como un movimiento social emergente, llegamos a una pregunta crucial, y es ¿qué relación tiene el transfeminismo con la memoria un nivel conceptual? Para responder a dicha pregunta existen tres elementos que consolidan una idea teórica de la memoria en el Movimiento Transfeminista, estos son: 1) el carácter compartido de ésta, 2) su valor de uso, y 3) la reclamación y demanda para su constitución. Lo anterior permite dar sentido a

los elementos conceptuales que han abordado la unión de los movimientos sociales a partir de su memoria y la afirmación de que la memoria no es un hecho psicológico e individual aislado, sino un lugar relacional. Igualmente, da sentido a la doble concepción política de la memoria: como demanda y como componente para la acción.

2.1 El carácter compartido de la memoria

“Megustaríaquelosespecialistasdelascienciassocialesvieran también enlahistoriaunmediodeconocimientoydeinvestigación.¿Noesacaso el

presentemásqueamedias,víctimadeunpasadoobstinadoen sobrevivir? Yelpasado,porsusreglas,susdiferenciasysussemejanzas,¿noesla clave indispensabledetodoconocimientodel presente?”.

Fernand Braudel

La memoria ha sido trabajada de diferentes maneras y ha suscitado debates y tensiones en torno a su condición: ¿debe entenderse como un almacén simbólico? ¿Como una acción social? ¿Como discurso? O ¿Cuál es la mejor

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forma de caracterizarla? Lo cierto es que ha sido desarrollada básicamente por tres distintas disciplinas y enfoques: la psicología social, la historiografía y la filosofía.

La saturación del concepto de memoria social ha traído como consecuencia una “nueva época” sobre su concepción (Mendlovic, 2014). En diferentes momentos se han perfilado unas características y construido unos argumentos como más importantes que otros. Ahora bien, haciendo una generalización, la memoria social tendría dos grandes ángulos o enfoques. El primero sería el

conjunto de acercamientos teóricos que la entienden como un almacén simbólico, y el segundo serían los acercamientos teóricos que la entienden como una acción discursiva. Ambas posturas coinciden en caracterizar a la memoria como colectiva e intersubjetiva (Mendoza 2015), en contraposición con los discursos que la sitúan como un proceso individual y fisiológico. Sin embargo, ambas posturas son contrarias en las formas de concebir su expresión y su uso; la primera considera que la memoria es un asunto de evocación, de homenaje, de ritual y de contenedor de significados, y la segunda la considera como activa y con un valor de uso práctico en la vida social.

El primer enfoque se puede situar en la obra de Maurice Halbwachs (1950), discípulo de Durkheim. Para él, hablar de memoria es hablar de acontecimientos que ocupan un lugar en la vida de los grupos:

Puedehablarsedememoriacolectivacuandoevocamosun acontecimiento queocupaunlugarenlavidadenuestrogrupoyquehemostraídoa la memoria,quelohacemospresenteenelmomentoenelquelo recordamos

desdeelpuntodevistadeesegrupo”(p. 15).

Por otro lado, la memoria como acción discursiva puede situarse en el segundo enfoque. Dentro de éste, el hacermemoriaes una acción social que tiene varios usos; desde socializar los significados compartidos como las guerras o lo

grandes acontecimientos compartidos o, por el contrario, socializar experiencias cotidianas anónimas y sin ningún eco en la historia institucional pero con una alta carga afectiva, hasta llegar a la transformación de la realidad discursiva. En este sentido afirman Middleton & Edwards (1990): “lagenterecuerda cosas juntos,intentandocompararycontrastarexplicacionesdiferentes,construir y

defenderversionesplausiblesocriticaryponerendudasuexactitud”(p.45). Es decir, la memoria tiene un uso práctico en la vida cotidiana que rompe con la idea de que el pasado está resuelto y sólo sirve para evocarse (Vázquez, 2001). Igualmente, la idea central de la memoria como acción discursiva es que ésta es un pivote que ayuda a la construcción del pasado. Este proceso no es

despolitizado ni ascético: es un proceso colectivo que es dotado de sentido político por el lenguaje (Vázquez, 2001).

Por último, la memoria como acción discursiva ha sido utilizada para estudiar diferentes situaciones políticas de familias, grupos y organizaciones en

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torno a hechos comúnmente considerados del pasado y que impactan en las conversaciones de la vida cotidiana. En ese sentido dicen Middleton & Edwards (1990)”enunestudiosobrelamemoria,loimportantenoeshastaquépunto un

recuerdoencajaexactamenteconunfragmentodelarealidadpasada,sino por quélosactoreshistóricosconstruyensusrecuerdosdeunaciertaformaen un momentodado”.(p.19). El hacer memoria es reconstruir el pasado, es vislumbrar continuidades de significados que en los grupos y los movimientos se acercan a sus genealogías y cercanías. Es gracias a que la memoria es compartida como se

ligan el pasado, el presente y futuro, y al mismo tiempo es la forma en la que se construyen nuevos significados, y de esta forma resulta comprensible y se toma como pertenencia lo que tiempo atrás sucedió (Mendoza, 2015).

La idea de diferenciar dos tipos de concepciones de la memoria tiene que ver con precisar cuál de las dos vías teóricas y metodológicas es más adecuada para contextualizarla dentro de un movimiento social emergente. Mientras que la primera entiende a la memoria social como un reservorio, un almacén y un espacio simbólico donde la información de un movimiento se guarda para ser evocada, reivindicada y homenajeada; la segunda entiende a la memoria como una construcción social y discursiva que se experiencia a partir de las prácticas, que alcanza un nivel explicativo cuando la memoria es acción cotidiana. En este último enfoque, la relación entre memoria y discurso es el anclaje más importante para nuestro trabajo, ya que el elemento conceptual que diferencia una postura de otra en torno a la memoria es la idea de cambio social, tema referente para los movimientos sociales en general y para el Movimiento Transfeminista en particular.

2.2. El valor de uso de la memoria

“Originalmente,lapistaparaentenderlaperformatividaddelgénero me laproporcionólainterpretaciónqueJacquesDerridahizode«Antela ley»,

deKafka.Enesahistoria,quienesperaalaleysesientafrentealapuerta de laley,yatribuyeciertafuerzaaesaley.Laanticipacióndeuna revelación fidedignadelsignificadoeselmedioatravésdelcualesaautoridad se instala:laanticipaciónconjurasuobjeto. “

JudithButler,2007.ElGéneroenDisputa .

La memoria toma un valor de uso en la performatividad (Piper & Troncoso, 2015). Desde que Austin (1982) propuso el concepto de performatividad se ha generado toda una tradición teórica al respecto, pero no es hasta los trabajos

de Butler (2002; 2007; 2016) que este concepto comienza a ser importante para la teoría queer y las insurrecciones de género, al definir al género como performativo (Butler, 2007).Cuando se habla de performatividad “espara aludir aunosenunciadoslingüísticosque,enelmomentoqueson pronunciados,

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creanunarealidadohacenqueexistaalgoporelsimplehechode haberse expresado” (Butler, 2016. p. 34), pero también, a un nivel más profundo, hablar de performatividad es hablar de acciones, así “losactosperformativos son

formas de habla que autorizan, realizan cierta acción ycrean un poder vinculante” (Butler, 2002. p. 316). La performatividad es una puesta en escena constante, es un ritual que consigue su efecto a partir de la naturalización en su repetición. La performatividad, entonces, es repetir las reglas mediante las cuales se construyen las realidades sociales. Que las realidades sean

performativas significa, muy sencillamente, que son reales en la medida en que son actuadas (Butler, 2002, p. 309).

¿Qué se puede decir, entonces, de la memoria performativa? Primero que “desde el punto de vista teórico, entender la memoria como práctica performativacontribuyeapensarlacomounconjuntodeacciones” (Piper, et al, 2013 p. 23), es decir, que la memoria es performativa porque su uso es acción y transforma las realidades sociales porque se actúa y es utilizada en situaciones sociales específicas; así, la memoria hace parte de una trama de significados que la construyen como una práctica, y entonces no es ajena de la política, la historia y las expresiones culturales de la cotidianidad, igualmente:

permitevisualizarlascondicionesdeunapolíticadelrecuerdo entendida comolaarticulacióndevoluntadesquegeneracondicionesde posibilidad paralaconstruccióndesaberes,afectoseidentidadessobreelpasado y queestánsiempreabiertasaresignificación” (Piper et al, 2013 pp. 23- 24).

La doble posibilidad de la performatividad, como acción y como herramienta de cambio, interpela el papel de la memoria que, además de ser activa, puede utilizarse como una herramienta para las acciones futuras, sean de un movimiento social, de un grupo o de un colectivo. El pasado que parece confinado a la eternidad es también un campo de batalla. No es casual que el

Movimiento Transfeminista sea referente de performances, ya que tanto la memoria como las performances poseen el potencial de criticar y contribuir a la transformación del orden normativo, rígido y opresor del género y la sexualidad (Piper & Troncoso, 2013). No es menor el tema que introduce la performatividad para el pasado y la construcción de la memoria, ya que al

performarse la memoria, se entiende su constitución como móvil y dinámica en relación a las tramas de significado que toman una condición narrativa y de acción (Vázquez, 2001). En este sentido:

Las versiones que los grupos y los sujetos confeccionan sobre los

acontecimientospasadossonparteconstitutivadelasprácticassociales; por estarazón,cuandosehabladememoria,másquereferirseauna memoria constituidasealudeaunamemoriaconstituyente,esdecir,auna memoria

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queesconstructoradelarealidadsocialyqueparticipadelosmodos de constitucióndelasubjetividad.(Brito & Soto, 2005: 18).

Por último, no es casual que el Estado utilice el calendario como forma programática de recuerdos, homenajes y de control (Bourdieu, 2014), y que, por ejemplo, el Movimiento Transfeminista resignifique a partir de la performatividad la forma de recordar y traer al presente el ímpetu de las revoltosas trans de las Ramblas del Colectivo de Travestis y Transexuales de los

años 70’s. Con lo anterior quedan algunas preguntas abiertas: ¿puede ser la construcción de la memoria una acción política? ¿Qué papel juega la memoria en el Movimiento Transfeminista? ¿Puede la memoria usarse en un contexto de lucha política y social?

2.3. La búsqueda de un pasado hecho memoria

“Enelpasado,loqueentoncesera,erareal,peroloqueahoraesyserá, era irreal;enelfuturo,loqueserá,seráreal,peroloqueahoraesyhasido, serán irreales;ahoramismo,loquees,esreal,peroloquehasidoyloqueserá, son irreales”.

SuttadelBuda.Coleccióndelossermones . “Pintaremos lo que pasó ”

Popol Vuh. Libro sagrado de los Mayas.

Hasta el momento se han mencionado dos características de la memoria - su condición de fenómeno psicosocial compartido y su performatividad en la vida cotidiana-, se ha mencionado parcialmente su relación con los movimientos

sociales, y específicamente su relación con el Movimiento Transfeminista, pero en este apartado buscamos profundizar dicha relación. La memoria tiene una relación con las formas de lucha del transfeminismo, ya que siendo la memoria compartida y colectivizante -en el sentido de que sus itinerarios sólo son posibles en procesos colectivos como el lenguaje, la comunicación y el discurso -

resulta ser ésta un potencial para promover la acción y el diálogo en una lógica de lucha por la reivindicación social, sexual y política. Cabe aclarar que existen dos aproximaciones que se han preguntado por la importancia del pasado dentro de las disidencias transfeministas, estos proyectos son el Archivo T y el Archivo Queer. Dichos trabajos trazan líneas temporales con sucesos, personajes

y coyunturas que han aportado a pensar el pasado y la historia del Movimiento de forma crítica. Pero la memoria es diferente porque es un discurso a través del cual se generan acciones de lucha y es, simultáneamente, un espacio de organización para la lucha social. Por esto, construir una memoria propia del

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Movimiento Transfeminista es un desafío actual y va más allá de la recopilación de información. Así dice Gracia Trujillo (2009):

Hoyendíanocabedudadequesinlasmovilizacionesde feministas, lesbianas,travestis,gaysytransexuales,lasociedadnohabríacambiado al ritmovertiginosoconelquelohahechoenestasúltimasdécadas,digan lo quediganciertossectores.Ahoraquesehaempezadoahablarde memoria históricaesnecesario,urgente,queempecemosarescatarla(s) nuestra(s).

Sinmemorianohayanálisisnihistoriaposible,simplementeno existimos. (Trujillo, 2009.p 15).

Aunque suene paradójico, uno de los desafíos futuros de los movimientos queer, incluyendo al Movimiento Transfeminista, es la constitución de un pasado hecho memoria que dé cuenta de su lucha y que esté contextualizada en el devenir de su espacio social. Lo que será un desafío también es el trato que le puedan dar al pasado, ya que la demanda de convertir el pasado en archivos, historias y exposiciones es un tanto diferente a la demanda de vivir el pasado como memoria, por dos razones; primero que la lógica del archivo limita las posibilidades de cambio del pasado, pues un archivo cristaliza y enmarca bajo documentos precedentes un perfil del pasado, mientras que la memoria lo usa y lo reconstituye para objetivos del presente (Vázquez, 2001). Lo segundo es porque aunque hayan archivos disidentes que rompen con la lógica institucional sobre una historia única, homogénea y decimonónica, la memoria al ser compartida, performada y experienciada, se contrapone a los procesos de

institucionalización del recuerdo; la memoria al ser relacional y crear víncul os sociales no tiene un límite temporal como sí tiene el archivo, la memoria no se guarda y su uso constituye una acción política al existir conjuntamente, y entonces, múltiples pasados, convierten la temporalidad presente y el porvenir en campos de batalla para los movimientos sociales queery en este caso para el

Movimiento Transfeminista (El Porvenir de la revuelta, 2017). En este sentido, dicen Solá & Urko (2013) hablando del transfeminismo:

Másbien,elhiloconductorqueatraviesaendiagonalesteproyecto,es un compromiso imaginativo connuestro presente, conla recreación y la

reconstrucción de saberes subversivos, de conocimientos situados, de experiencias ymemorias políticas quevayan másallá delos saberes institucionales yal servicio de quienes luchan en los intersticios del feminismo(p. 16).

Teniendo en cuenta la concepción de la memoria como una vía y un espacio de lucha social, hay que entender que ésta es un ejercicio de itinerarios variados y heterogéneos densamente significativos. En relación al Movimiento Transfeminista, sus prácticas -que subvierten un orden social, sexual y estético -

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constituyen líneas espaciales y temporales de diferentes maneras, y así los años 70’s y las redes de socialización de las Ramblas y el Raval a comienzos del siglo -durante la Primera Guerra Mundial-, las revueltas de Stonewall, la supervivencia

de la disidencia sexual durante las dictaduras y demás hechos que ayudan a la ubicación de un carácter particular, hacen parte de un perfil de un pasado compartido, pero dicho perfil no es único, universal, heroico e inamovible; es, más bien, una condensación de significados que pueden nutrir las acciones y los sentidos de lucha en el presente y para el futuro (Mérida, 2016). Así, la memoria,

a diferencia de la historia, no tiene un punto de inicio, no tiene un único origen, y más bien su genealogía es difusa, densa y variada, lo que la convierte en un concepto fundante de las nuevas revoluciones.

Ahora bien, la búsqueda de un pasado genera una reciprocidad: tanto es importante el uso que se hace del pasado en el presente, como la interpelación que hace el pasado de las prácticas presentes. (Vázquez, 2001). El uso del pasado conjunta una idea activa de su relación con el presente. En este sentido , los usos del pasado configuran una forma de observar el devenir cotidiano del movimiento, por esto una pregunta por el uso del pasado y la construcción de la memoria es una pregunta por el pasado, el presente y el futuro del Movimiento Transfeminista. Con todo lo anterior, es pertinente ahondar y dar contexto en la figura de José Pérez Ocaña. Ocaña no puede definirse en simples palabras, pero para ubicar un poco su importancia en el devenir de la resistencia sexual y política en los tiempos de la dictadura, hay que decir que nació en 1947 y murió el 18 de septiembre de 1983; durante su vida se definió como

anarquista y emprendió una vida artística colmada de performances en lugares públicos y creó toda una iconografía propia que mezclaba las tradiciones andaluzas religiosas con la crítica, la sátira y la libertad sexual. Ocaña empezó a travestirse en las Ramblas a plena luz del día en los violentos años 70`s y se convirtió en un referente popular que representaba la desobediencia, la

creatividad y el carácter de los nuevos movimientos de protesta. Además de ser un activista, fue un gran pintor y actor que a través de sus obras y puestas en escena generaba ambientes pictóricos que rompían con las formas monótonas y academicistas del arte de su momento. Su importancia para el Movimiento Transfeminista se entenderá en el aparatado llamado Memoria para la

performativdad, pero es importante aclarar que no es entendido como un ídolo, ícono o figura trascendental; es entendido como una mirilla que permite interpelar el pasado y, al mismo tiempo, permite que el pasado interpele el presente; Ocaña es sus prácticas, discursos e iconografía, y de ellos habrá que entender el sentido de la insurrección social que se vale de la memoria para

sustentar sus acciones.

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4. Método y procedimiento

“Deleuzerechazaráladefiniciónclásicadememoriacomoacumulación de representacionesdehechosoacontecimientospasados.Esta noción acumulativadememoriasupondríaciertaequivalenciaentrecadaunade las unidadesdetiempo:lamemorianoseríaotracosaqueunarchivomáso menos elaboradoenelqueacadainstantedeltiempocorresponderíaun hecho”

PaulPreciado,2002,ManifiestoContrasexual .

La investigación se inscribe en las coordenadas de la metodología cualitativa (Olabuénaga, 2012), desde la metodología cualitativa se puede interpretar y comprender significados, además de acceder a los procesos sociales en tanto que dinámicos e históricos. Específicamente este trabajo se adscribe al método lingüístico (Elejabarrieta, 1997) que, atendiendo a los objetivos de investigación planteados, posibilita conocer los enunciados mediante los cuales las transfeministas han construido su memoria y qué usos le han dado al pasado para sus acciones políticas de hoy y del mañana, así como acceder a las interpretaciones y versiones sobre hitos, mitos y acciones que forman parte de las memorias del Movimiento de la forma más comprensiva posible.

4.1 Técnica

La entrevista a profundidad (Vela Peón, 2001) se consideró como la mejor herramienta de obtención de información para la consecución de los objetivos de investigación porque permite acceder a un intercambio de primera mano con las protagonistas de la cuestión, y así conocer sus versiones, expresiones, argumentos y enunciaciones en un entorno conversacional.

Para su conducción, se diseñó un guion -construido a partir de la revisión de estudios anteriores que abordaban la temática (Marchante-Hueso, 2015; Egaña, 2015; Platero, 2009; Mérida, 2016)- y se realizó la respectiva r evisión bibliográfica (Halberstam 2005; Preciado, 2009;), adaptando lo anterior a los objetivos de la investigación para conocer la construcción que han realizado las

participantes del Movimiento Transfeminista de su memoria y el uso de su pasado.

4.2. Selección de participantes

Se seleccionaron cuatro participantes del Movimiento Transfeminista. El procedimiento seguido para su selección fue el muestreo categorial (Elejabarrieta, 1997), priorizando la disponibilidad, la diversidad y la heterogeneidad de las participantes; heterogeneidad en clase social, profesión,

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orientación sexual e identidad de género. Tres de ellas han hecho parte del Movimiento Transfeminista desde sus inicios y otra se ha incorporado recientemente, posterior a su transición. Las edades de las participantes

oscilaron entre los 25 y 40 años y se tuvo acceso a su participación a través de informantes clave (Taylor & Bogdan, 1987). El muestreo categorial, al ser propositivo, faculta categorías que se concretan en contextos situados de experiencia, es decir, que el ser transfeminista no es una condición ni una variable, sino que es un ejercicio que se concreta en la vivencia de los sujetos

dentro del Movimiento Transfeminista. El número de entrevistas se basó en las posibilidades de realización y en las sugerencias de tamaño para muestras cualitativas (Creswell, 2002). Las entrevistas se llevaron a cabo en diferentes espacios: Claustro de la Universitat de Barcelona, en el Hangarcentre de produccióiinvestigaciód'artsvisuals, en el Barrio de Poble Nou y en la Facultat de Belles Arts. Cada entrevista aportó la visión, experiencia, expectativas y sensibilidades de sus participantes y fueron construyendo una aproximación de primera voz de la relación de la memoria con el Movimiento Transfeminista. Las entrevistas se realizaron entre enero y marzo de 2017. Las participantes fueron contactadas por correo electrónico –proporcionado por los agentes clave– y fueron invitadas a conversar un poco sobre el pasado del Movimiento Transfeminista. Quienes accedieron a participar lo hicieron con el consentimiento informado de los objetivos de investigación, del resguardo de su información, la confidencialidad y el anonimato, además de la explicitación de la libertad para acabar la conversación y no hacer parte de la investigación en el momento que decidieran hacerlo, sin perjuicio alguno. Por

confidencialidad no se ahondará más en las descripciones de las participantes, pero es importante aclarar que cada una ha sido parte de los distintos momentos del Movimiento Transfeminista y ha aportado desde la academia y la lucha activista en encuentros y congresos, en el Manifiesto para la Insurrección Transfeminista, desde el arte y desde su lugar en el mundo.

Es importante aclarar que las entrevistas versaban sobre la experiencia de las participantes y tales experiencias fueron presentándose en tres itinerarios diferentes: el primero tenía que ver con sus acciones (individuales, grupales) dentro de las coyunturas del Movimiento Transfeminista. El segundo con un

legado de relaciones, conexiones y afinidades que han ido construyendo dentro de su experiencia con otras personas, grupos y movimientos sociales, sea en su contexto o en otros espacios del mundo. Por último, el tercero tenía que ver con cómo sus recuerdos personales son también los recuerdos del movimiento y estos tienen un carácter doblemente político, pues constituyen un elemento

identitario en su devenir activista y también constituyen una memoria viva, sintiente y afectiva del Movimiento.

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5. Análisis y resultados

“Diréqueunotienequeusarsusexualidadparadescubrir,inventar nuevas

relaciones.Sergayesserendeveniry,pararesponderasupregunta, agregaría quenohayqueserhomosexual,sinoempeñarseenser gay.”

MichelFoucault,1982,Desearunmundodondeotrotipoderelaciones sean posibles.EntrevistaconJean-PierreJoecker,M.OverdyAlainSanzio .

La información obtenida mediante las entrevistas fue sometida a un análisis de contenido (Braune & Clarke, 2006). Se decidió utilizar este tipo de análisis por encima de otras técnicas porque, teniendo en cuenta los objetivos de investigación, permite un acercamiento y una exploración tanto del sentido conjunto de los datos recopilados como de develamiento de las particularidades de los mismos. Asimismo, examinar la información mediante el análisis de contenido ha posibilitado acceder a la heterogeneidad de significados y ha propiciado la realización de operaciones de organización y sistematización de la información.

El análisis comenzó con la transcripción literal de las entrevistas (Jefferson, 2000). Teniendo en cuenta que existen múltiples formas de realizar un análisis de contenido, se decidió hacerlo mediante una relectura de los pasos propuestos por Braun y Clarke (2006), agregando algunos cambios pertinentes para la investigación. Los pasos seguidos fueron los siguientes:

I. Transcripción y familiarización con la información: En este paso se transcribió la información de las entrevistas realizadas a las cuatro participantes y se comenzaron a observar elementos que serían referenciales para el futuro sistema de codificación: argumentos, discursos, descripción de acciones y referencias.

II. Generación de códigos o codificación: La información se identificó y se agrupó, relacionándola por conceptos, ideas y temáticas, como por ejemplo: la performatividad, las redes y la prodespatologización, para posteriormente dar una lectura de verificación. Igualmente, en este apartado, a

partir de la unidad de registro semántica, se constituyeron las categorías, subcategorías y temas.

III. Establecimiento de categorías y subcategorías: En este paso se construyeron las categorías de las unidades de registro dentro de un orden de

argumentación. Las categorías se explicitarán en el siguiente apartado. Revista SOMEPSO Vol.3, núm.1, enero-junio (2018 )

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Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones…

IV. Integración de la información y resultados: En este apartado se

recogió y se integró la información obtenida para encontrar relaciones contingentes y divergentes entre las categorías.

5.1 Resultados obtenidos

El proceso de categorización, a partir de los objetivos planteados, permitió construir tres categorías. Éstas tres son construcciones que reducen la

complejidad de la información y ayudan a tener inteligibilidad y además permiten mostrar los distintos papeles que juega la memoria en la interacción social y los usos que hace de ésta el Movimiento Transfeminista en tres escenarios, densidades y temporalidades diferentes. La primera construcción es un uso del pasado en código de memoria performativa, que se ha usado en acciones discursivas y no discursivas concretas en el espacio público y que involucra tramas de significados históricos, políticos y contraculturales. La segunda construcción da cuenta de un uso del pasado que toma forma de memoria para las relaciones de afinidad, que se organiza a partir de las redes de afectos construidas dentro del Movimiento Transfeminista, tanto a nivel de sujetos y compañeras de lucha, como de relaciones directas o indirectas con otros movimientos sociales y, por último, un uso del pasado que se constituye como una memoria para la politización de la experiencia, que plasma unos objetivos de lucha y emancipación presentes, considerando la proyección a futuro de los recuerdos. Igualmente, dentro de cada categoría se construyeron subcategorías que sirvieron para ordenar, identificar y profundizar los

elementos que componen las categorías generales. La memoria para la performatividad se ordenó a partir de dos subcategorías: el uso declarativo y el uso realizativo. La memoria para la afinidad se ordenó a partir de dos subcategorías: las redes de afecto y las redes de proximidad. Por último, la memoria para la politización de la experiencia se ordenó a partir de dos

subcategorías: la prodespatologización y la práctica política del recuerdo. Ahora bien, a las categorías se les asignaron las siguientes etiquetas:

Memoriaparalaperformatividad:Usos y resignificaciones discursivas y de acción que ha construido el Movimiento Transfeminista en relación al pasado

y la consideración e importancia que tiene el pasado dentro de sus acciones. Memoriaparalasrelacionesdeafinidad: Usos y resignificaciones de

alianzas del Movimiento Transfeminista anteriormente realizadas y construcciones de redes de afectividad y de cercanía, tanto a nivel individual

como colectivo.

Memoriaparalapolitizacióndelaexperiencia:Descripción de un modo, relación y organización que traen al presente las condiciones futuras que se

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buscan en general en la sociedad. Usos y resignificaciones de objetivos políticos y de experiencias que construyen futuros deseados en las prácticas presentes.

Memoria para la pe rformatividad

Esta categoría subsume dos subcategorías, una que se ha denominado enunciativa y otra realizativa. Se ha creado esta dicotomía no con un propósito esencialista sino con un fin meramente interpretativo. En efecto, del análisis se

desprende que la memoria performativa se construye bien con un propósito meramente declarativo, centrado en la manifestación o expresión de un discurso, o bien con un propósito realizativo, centrado en intervenir en el espacio público. Ambas subcategorías se co-implican y se conjuntan sin que tenga que haber una solución de continuidad.

Tanto en la subcategoría enunciativa como en la realizativa destaca la referencia reiterada y la apropiación del uso de la figura de Ocaña que hace el Movimiento Transfeminista:

“yluegosíquevilapelículadeOcañaylaverdadesquemeimpactóy me encantóymedieronunasganasterriblesdehacerunmontóndecosas, de saliralacalle,porquedealgunamanera,comonoesunfreakycomo hay muchasgrabacionesdeOcaña,bueno,puestransmitensuespíritu,¿no?”. (E 2.20 de Marzo de 2017:561- 564).

En su uso declarativo y realizativo Ocaña no es una representación del pasado, no es una fiel copia de los años 70’s y 80’s; es un estimulante para la acción. De todo lo que se puede decir de Ocaña, las transfeministas han asumido varias expresiones que lo ponderan como un personaje cercano, contiguo y próximo a su insurrección. Más que un referente, se construye como una figur a

acompañante del Movimiento. En la entrevistas mencionan que a partir de la figura de Ocaña se han realizado diferentes acciones, diferentes apropiaciones del espacio y se ha utilizado no como un personaje aislado de culto ni heroico, sino como un ensamblaje de una trama política de libertad y de combate sexual que les inspira actuar:

“Tambiénsehicieronunaseriede–luegodelaexposición- performances queestabanportodoloqueesesapartedelosalrededoresdelPalacio de laVirreina,sehicieronahídiferentesperformances,luegohubounas que fueron casi pasacalles deDSM,pasacalles muyenla línea de Ocaña

también,¿no?desuspasacallesydesussaltitosquesacabaporlas calles.” (E 2. 20 de Marzo de 2017: 180- 185).

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El Movimiento Transfeminista ha construido un perfil del pasado que asume y se apropia de Ocaña declarativamente, para generar discurso y, realizativamente, para producir acciones. La importancia conferida a Ocaña en

términos de memoria no radica en haberlo convertido en un objeto inerte de conmemoración, sino en hacerle jugar un papel activo en el reavivamiento y/o resignificación de experiencias de y para la lucha, para la consecución de objetivos, irrumpiendo y transgrediendo el orden sexual, político y del espacio público. Planteado en otros términos, las participantes en el Movimiento

producen una contextualización y un flujo de significado que dan a Ocaña un valor de uso. Así, cuando las transfeministas dicen “Llamamosalainsurrección , alaocupacióndelascallesalosblogs,aladesobediencia” (Manifiesto para la Insurrección Transfeminista, 2010) configuran un tipo de acción que tiende puentes y alianzas con un Ocaña construido, asumido y apropiado a todas luces, con el fin de dotar de sentido histórico sus acciones:

“CuandofuelodeOcañaenlaVirreina–pontúqueenel2011– Preciado hizoque hubieranperformancesenlasRamblas,comointentando revivir unpocoesacosadeOcaña”.(E,4. 17 de Marzo de 2017: 233- 236)

Por ello, no es aleatorio que en las entrevistas califiquen a Ocaña como “performer” y que uno de los tipos de acción política del Movimiento Trasnfeminista con mayor impacto hayan sido las performances, así:

“yocreoquesehahechoununtrabajomuyimportanteconel propio

cuerpo,¿no?Entoncescreoqueesmuyimportanteeltrabajoquehay de performancesydeaccionesenelespaciopúblico,¿no?”.(E 2. 20 de Marzo de 2017: 171- 174)

El Movimiento Transfeminista resignifica un legado queerycuir, bollero y transmarica, negro, inmigrante einterseccional. La contextualización se ha hecho a partir de la críticas, de las búsquedas de un espacio propio de cambio para constituir nuevas demandas, nuevos objetivos y de ampliar el margen de visiones y de sujetos presentes. Crear nuevos sujetos políticos es un objetivo insurreccional. En este sentido, existen ciertos “legados” de distintos tipos de

feminismo al Movimiento Transfeminista, que han sido usados en la doble posibilidad de la performatividad. En las entrevistas destacan dos itinerarios: el de las feministas negras y la Radical Gai y LSD de los 90`s:

“Porejemploestánlasfeministasnegrasquecuestionabanlaidea unitaria

delsujetomujer,entoncesquizáesopodríaserunaherenciadel feminismo, osea, enel sentido deque esalgo quepasa ahí enel feminismo anglosajón”.(E 1. 20 de Enero de 2017: 21- 24)

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“osea,amímeparecefundamental,sinesetrabajo(deLSDyRadical Gai) creoqueelmovimientotransfeministanohabríatenidoreferentesy son tambiénlosreferentespreviosdelfeminismoradicaldelos70’s porque,

bueno,comobiensabes,noexistiríasinésteelmovimientoqueer,que es herederodelosmovimientosfeministasdelosaños70’s,yestosasuvez de losanteriores .Hayungranencadenamiento genealógico entre estos movimientosporlosderechosciviles”(E 2. 20 de Marzo de 2017:97- 102).

Remontarse en el pasado a través de las luchas de otros movimientos y de otras geografías contribuye a la construcción de una memoria para performar la realidad en su contexto y su devenir activista. Siendo así, existen líneas de acción y elementos que permiten pensar que la densidad de los recuerdos se comparte y que el Movimiento Transfeminista es más cercano en su uso a un pasado con grupos y genealogías de su contexto, que a versiones, visiones y vivencias de otras realidades, no desconociendo aquello que ha sucedido fuera de su entorno sino más bien dándole un valor al contextualizarlo a una realidad diferente.

La memoria para la performatividad es, en primera instancia, una práctica dentro de un orden argumentativo que permite visibilizar el lugar activo que tienen los distintos pasados en las movilizaciones presentes del Movimiento Transfeminista:

“yél(Ocaña)lohizoyprobablementemuchagentequelovieradijo “pues mira,yotambiénmevoyaponerunvestidoymevoyamaquillar porque

meapetece”.Igualempezóenesemomentolabombatransderepente, no sé”(E 3. 8 de Marzo de 2017:340- 343).

Es también una aproximación a la temporalidad del movimiento Transfeminista, ya que el pasado es experienciado y vivido en el devenir cotidiano y no es un

elemento definido a priori ya resuelto, lo que cambia la linealidad del pasado, presente y futuro por una discontinuidad de diferentes pasados usados en diferentes presentes que se anclan a diferentes futuros. Por último, la memoria performativa dentro de las entrevistas constituye una versión para lucha que las transfeministas han construido, ya que el performar la memoria es un objetivo

político activista en sí mismo. Lo mismo pasa con el espacio. Las Ramblas en Barcelona se constituían como la periferia –aunque sea el centro geográfico de la ciudad de Barcelona-. Que el Transfeminismo irrumpiera en este espacio significaba hacer uso de un lugar público y desordenarlo, hacer visible su inconformidad, era atacar las premisas sociales que dictaminaban que el

Movimiento Transfeminista, así como Ocaña, no eran aceptados en el espacio público y debían transitar en la invisibilidad y en la oscuridad. Como aparecen en las entrevistas: el Transfeminismo ha cuarteado la idea de que el espacio público (La Rambla, el Palacio de la Virreina) no es para sus activistas. El espacio

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se ha convertido en acciones y discursos, proxemias y conjunciones, pero no es en vano que esos espacios aparezcan tanto en lo realizativo como en lo declarativo, ya que en eso llamado “espacio público” es donde se encuentra

todo aquello que compone a la sociedad.

Memoria para las relaciones de afinidad

Esta categoría fue construida con base en la concatenación de dos

subcategorías: la primera en referencia a las relaciones dentro del Movimiento Transfeminista, y la segunda en referencia a las relaciones afectivas que son constituyentes de los movimientos sociales (Hernández, 2016). Las redes de afectividad y alianzas dentro del transfeminismo son dos elementos transversales a las acciones, los discursos y a sus objetivos políticos. En este sentido, las redes afectivas y las redes de proximidad constituyen alianzas en diferentes órdenes y posibilitan el uso de la memoria relacional para el quehacer del Movimiento Transfeminista. Así, dice Butler (2016) :

“Porelloquierorecordarqueeltérminoqueernoaludealaidentidad de unapersona,sinoasualianza,yque,porsupropiasignificacióncomo algo anómalo,peculiar,esunapalabraquepodemosaplicarcuando realizamos alianzasincómodasoimpredeciblesenlalucha” (p.75).

Pero ¿por qué la memoria tiene que ver con las redes? Porque la memoria y su temporalidad permiten la construcción y el uso de tramas y urdimbres

históricas, alianzas, cooperaciones y cercanías entre movimientos sociales pero, además, la memoria ayuda a que se consolide una temporalidad intersubjetiva, compartida y vivenciada en un colectivo y permite tender puentes afectivos entre las transfeministas. Es por ello que no es aleatorio que el Movimiento Transfeminista tenga afinidad con ciertos movimientos sociales:

“yocreoquesiemprehahabidounacolaboraciónyqueluegoha habido divergencias,comolaqueteestabaexplicando,hahabidoescisionesy ha habidodesencuentros,perocreoquelaspersonastransylosgaysy las lesbianas,losbisexualesylaspersonasqueer,esdecirylas personas

feministassiemprehantrabajadomuyunidas”.(E 2. 20 de Marzo de 2017: 684- 688).

Esta unidad reconocida en las declaraciones de las entrevistas, puede ser así por hechos históricos documentados o también por cercanías afectivas anónimas

del orden de la memoria que no necesariamente implican un encuentro físico, pero sí una cercanía simbólica. Las redes de la memoria son también acercamientos de un orden diferente, se consolidan con quienes se comparten las afinidades de los relatos y no se construyen en relaciones directas o

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acuerdos, sino en cercanías afectivas. Lo cierto es que los movimientos sociales se conectan en redes y nodos de lucha, así el Movimiento Transfeminista ha generado relaciones de proximidad y flujos de significado y cercanía con

movimientos sociales antisistémicos, anticapitalistas y decoloniales que coinciden en combatir los órdenes sociales, económicos, políticos y sociales que discriminan y violentan a las minorías:

“ElManifiestoTransfeministadeaquítomacomoreferenciael manifiesto Zapatista”.(E 1. 20 de Enero de 2017: 72- 73)

“Luego también podríamos hablar del feminismo cuir en la mal pronunciacióndelterminoqueer,comosereivindicatambiénenla teoría latinoamericana:C-U-I-R,asícomosuena,¿no?unpocodereivindicar lo maldichocomolomaldito”.(E 2. 20 de Marzo de 2017:239- 242)

No es casualidad que digan en su Manifiesto para la Insurrección Transfeminista (2010): “Somosunarealidad,operamosendiferentesciudadesy contextos, estamos conectadxs, tenemosobjetivos comunesyyanonoscalláis” (…) Venimosdelfeminismoradical,somoslasbolleras,lasputas,lastrans, las inmigrantes,lasnegras,lasheterodisidentes”,mostrando así que un elemento constitutivo son sus redes de proximidad:

“yquehabráqueatajaryquehabráqueestarvigilandoporqueel sistema patriarcalycapitalistaseautorreproduceyescomoquesehaceinmune a

determinadosvirus,poresohayquehacermásredes,poresohay que transformarnos”.(E 3. 20 de Marzo de 2017: 703- 706).

El Movimiento Transfeminista, entonces, utiliza el pasado como una memor ia para las relaciones de afinidad, su memoria consolida redes afectivas que

comparten la forma de una máquina en relación con la fluidez de sus componentes: donde cada extensión es una forma de comunicación, o sea que la transmisión, el intercambio y la apertura son las posibilidades de la memoria para la afinidad .

“Yocreoquehahabidotrabajoparaesodeconstruirmemoriayse ha elaboradodesdediferentesfrentes,yocreoqueesimportanteporque al finallobonitodelmovimientotransfeministaesqueessubjetivo, individual eintransferible.Nocreoquehayasidounafranquiciaoalgoqueprimero se desarrollóenBarcelonayluegosefueimportando,sinoqueencadasitio se

hadesarrolladodeunamanera”.(E 2. 20 de Marzo de 2017: 195-200) .

Las redes, al igual que la memoria, tienden a una apertura permanente, operan a partir de ensamblajes y nodos activos, que construyen significados, recuerdos

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y experiencias y nutren la afinidad compartida y el deseo más allá de la convivencia en el espacio físico y la cohabitación .

“Realmente el Manifiesto para la Insurrección Transfeminista era muy guerrillero(…)tedabascuentaquehabíanmáspersonasquelo firmaban quetexto–unacosabastantepeculiarparalosmanifiestos–yentonces eso dealgunamaneraenunalectura–yahoraquemeloestaspreguntando me loplanteo–esqueeltextoesmuydirectoyesmuysencilloyes muy

concretoynotienegrandesretóricasnilenguajepolítico,essúperconciso y luegoloimportanteesqueabajoponedemanifiestounagranred de alianzas”.(E 2. 20 de Marzo de 2017: 629- 639)

En efecto, la memoria para las relaciones de afinidad, además de permitir una apertura a la socialización de los recuerdos, es un diagrama de significados y afectos en la medida en que el pasado interpela directamente el papel de las emociones en el presente. Así, el transfeminismo es una máquina que produce recuerdos, deseo, discurso y visibilidad (El porvenir de la revuelta, 2017).

“Haymuchosarchivosperolalógicadelarchivonormalyhegemónica es otra,noplanteaemociones.Yocreoqueunarchivoqueerdebe tener emociones,queenMadridlafundadoradeLSDestáhaciendoun proyecto deesetipoysellamaArchivoQueer”.(E 4. 17 de Marzo de 2017: 237- 241)

Por otro lado, la construcción de la memoria implica tramas afectivas, y el

compartir luchas y objetivos políticos consolida otro tipo de memoria lejana a las visiones de largo plazo, lejana a hechos coyunturales y de crisis y cercana a un ensamblaje vivenciado con iguales, experienciado en el cuerpo y en el devenir de los encuentros dentro del movimiento. Este uso de la memoria es muy importante porque se basa en interacciones, afectos y significados en

relaciones:

“Bueno,igualenlasmanifestacioneshaycomobloquestransfeministas, lo quepasaesqueescomounpoco(…)esqueesmuyafectivoese bloque, noescomounaorganizaciónpolíticasocial,bueno,escomoqueuno se

juntaconsusamigas,vaalamani,vaenesebloqueconsusamigas”.(E 1. 20 de Enero de 2017: 217- 220)

“CuandoempecéaconocergenteaquíenBarcelonaqueestabano habían vividolasmismassituacionesquehabíavividoyo,sentíaqueesaseran las

personasconlasquedeverdadqueríaestar”.(E 3. 8 de Marzo de 2017:255 - 257).

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Las redes de afecto son las relaciones mediadas por la afectividad, los sentimientos y la emoción que han construido dentro del transfeminismo sus protagonistas, porque el construir memoria es socializar significados en

conjunto, en cercanía y bajo un mismo objetivo. En este sentido, son igual de importantes los mitos fundacionales que las relaciones fundacionales, ya que los movimientos sociales existen porque hay redes de afectos que se consolidan en la memoria como base para operar en un terreno de lucha política:

“Enesesentidopuesobviamentequecomocolectivoesdecir: hemos participadodeunaredafectiva,¿no?Ydecontactosconcompañeras de lucha(…)Porqueteníamosesarelacióndigamosafectivayluego cuando noshemospodidoencontrarfísicamentesehatejidoapartirde seminarios ydejornadasespecíficasmásalolargodelosaños”.(E 2. 20 de Marzo de 2017:50- 57).

Las redes situadas en las experiencias particulares del movimiento -como en las proximidades entre colectivos- hacen pensar que la memoria va mucho más al lá del pasado y que es parte de la configuración de acciones en el presente. Las transfeministas socializan sus significados construidos en relación a una agenda que, puede ser difusa en un momento, pero que construye memoria en el momento en el que se comparte y se discute. La idea de una memoria para las relaciones de afinidad cargada de afectos dota de sentido el hecho de que construir la memoria del Movimiento Transfeminista es únicamente posible a través de sus participantes, ya que ellas son su memoria; cada una hace parte de

nodos, relaciones y diagramas que han posibilitado el uso de la memoria en su devenir cotidiano.

Memoria para la politización de la experiencia

La experiencia es un campo político, así como el ejercicio de la memoria, no hay intención de separar dichas cuestiones, pero el Movimiento Transfeminista ha construido una utilización de la experiencia que brinda una doble politización del recuerdo. Esta categoría se ordena a partir de la campaña Stop Patologizacióncomo marco temporal y de la utilización de dichos recuerdos en

objetivos políticos. Ahora bien, en el escenario del StopPatologization fue donde emergieron discursos y acciones que condensan una memoria de la experiencia que se politiza en la vida cotidi ana:

“porejemplo,amípersonalmentesemehace,quierodecirqueson cosas

quesonvivenciasquenosontantohistóricasninadaporelestilo,sino que sonpersonales,¿no?ysondeuncaráctermicropolíticaoseason mis recuerdospersonales,¿no?entoncesdealgunamaneracuando quieres recogertodasesashistorias,¿no?ylasquieresescribir,comopor ejemplo

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yoquehetratadoylaverdadesquesiemprehasidobastante complicado, puesloquehacesesapelaratusrecuerdosyalascosasqueencuen tras”. (E. 20 de Marzo de 2017: 278- 284).

Stoppatologization aglutina y conecta una serie de acciones políticas de alcance internacional que buscaban que la vivencia trans no fuera considerada una condición patologizante por los manuales psiquiátricos y médicos, y que los procesos y procedimientos que las personas trans decidieran utilizar no fueran

condicionados por una visión excluyente y discriminatoria de la diversidad sexual. En este sentido, como afirma Missé (2010):

“Ladespatologizacióndelaidentidadtransnopersigueúnicamente la desclasificacióndeltrastornodelosmanualesdeenfermedades,sinoque se tratasobretododereivindicarquelaspersonastransenlos tratamientos médicosquepuedanrequerirdebenserreconocidoscomosujetos activos, con capacidad para decidir por sí mismos; se trata dereivindicar la autonomíaylaresponsabilidadsobresuspropioscuerpos,detomar la palabraparahablardesuspropiasvidas,algoquehastaahora habían hechoexclusivamentelosmédicos” (p. 46)

En el marco temporal de la StopPatologization, el Movimiento Transfeminista y los colectivos trans conjuntaron acciones. La experiencia de dichas acciones refleja el poderío político de los recuerdos. La StopPatologizacióntrajo como resultado la llegada de instituciones con modelos que no diagnostican ni

estigmatizan a las usuarias, como el caso de Transit. La descripción de un modo de relación y organización que trae al presente las condiciones futuras que se buscan en la sociedad y que generan experiencias en las prácticas presentes, (Ouviña, 2013) fue un objetivo de este movimiento. Es decir, que la Stop patologization enseña que no hay que esperar a que la sociedad entera se

emancipe para cambiar las interacciones sociales, sino que en las interacciones sociales se construyen relaciones que transforman la sociedad:

“Miprocesohasidofácilcomparadoconotraspersonasporqueyojusto he coincididomiprocesoenunaasociaciónyfuidelasprimerasenrecibir el

tratamientohormonalsinpasarporpsiquiatras”.(E. 3. 8 de Marzo de 2017: 42- 44).

Que una persona trans diga que su proceso fue fácil porque no tuvo un trato patologizante no es sólo una experiencia aislada, es una experiencia que da

cuenta de un logro político, es un recuerdo que abandera la lucha de años de batalla en las calles, en los hospitales y las plazas y da cuenta de posibles escenarios de cambio:

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“Porquequierasonoelestartantotiempoenpsiquiatrasopsicólogos y haciendocuestionariosytalestiempoquetequitaatideempezar un tratamientoyunavezempiezaseltratamientoyacomoquehaspasado un

calvarioterribleporquenoesagradable,piensoyo,quetetraten como enferma“ (E. 3. 8 de Marzo de 2017: 61-64) .

Ahora bien, el énfasis en los recuerdos políticos que han construido una experiencia emancipatoria se da porque al compartir espacios activistas también

se comparten recuerdos y remembranzas, presencias y olvidos, historias y relatos, narrativas y ficciones, y todo esto hace que la memoria juegue un papel activo en las consideraciones pasadas, presentes y futuras desde un uso activista de la misma:

“Yocreoquepuesiguallailusiónyelsubidóndeadrenalinaylaalegríay la sensacióndeempoderamiento,¿no?deestarencolectivoydec ompartir unadeterminadamiradayundeterminadoobjetivoyyocreoqueuno de los momentos así más bonitos fue cuando estábamos o cuando coincidimos”.(E 2. 20 de Marzo de 2017: 350- 354).

“yyocreoqueerafundamentalempezaratrabajarconeltemadel a despatologización trans yadeunavezportodas, ¿no? escomo una institucióndesaber,comounainstitucióndeproduccióndeloscuerpos y deregulacióndeloscuerposyseconsolidanenelmismoperiodo temporal yesquecuerpossíyquecuerposno,queprácticassíyqueprácticas no

dóndesísepuedeydóndenosepuede,esleyoesmedicina, ¿no? entoncesyocreoqueeraunapatamásdelmovimiento”.(E.2 20 de Marzo de 2017: 454- 462).

Que la experiencia se politice significa, muy sencillamente, que la memoria del Movimiento Transfeminista tiene una doble disposición en relación a su práctica: la primera en referencia a las interacciones dentro del movimiento y la segunda en relación a la utilización de dichas interacciones en códigos de recuerdo como experiencias con un valor político. Recordar y olvidar son acciones políticas y más cuando se hacen de forma relacional. Siguiendo así con

la idea de que lo personal es político (Radstone, 2008). En este caso el recuerdo es personal y es político.

6. Reflexiones finales

“Poreso,hayquevalorarlosconocimientosdelasclasespopulares,de los movimientossociales,delasorganizacionesbarriales,delossindicatos,de los campesinos,demujeresydeindígenas.Yovengodepasartresdíasen Córdoba enuntallerdelaUniversidadPopulardelosMovimientosSociales(UPMS), con

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40movimientosyorganizacionesdetodoelpaís,queestánluchandocontra la megaminería,queestánluchandocontraproyectosderepresas,que están luchandoencontradelacontaminacióndelagua,queestánluchandopor su

autodeterminación.Perotambiénestabanpresentestrabajadorasdelsexo, que quierenyluchancontralabrutalidadpolicial.Tambiénasistieron jóvenes raperosqueluchancontraesetipoviolenciaenrelaciónalosjóvenesque,p or ejemplo,usanuna gorra”

BoaventuradeSousaSantos,2013conferenciamagistralFLACSO- Brasil.

En referencia a los objetivos de investigación se puede decir que el Movimiento Transfeminista ha estado formando una memoria a partir de la construcción d e tres usos. No es una lectura desde el estructuralismo donde la memoria ocupa diferentes niveles (histórico, grupal e individual), más bien es una lectura de la memoria como construcción para diferentes usos y con diferentes componentes. El primer uso llamado memoria para la performativdad es una expresión que da cuenta de tiempos históricos, densos y ampliamente significativos y que tienen una prevalencia particular en los espacios sociales, en este caso, la figura de Ocaña, las Ramblas y el Raval transmiten un ánimo que engloba un tipo de activismo radical, político y transgresor (Mérida, 2016) que las transfeministas han adoptado en todo lo que producen en sus diferentes espacios, y más importante aún: lo han resignificado. El segundo uso llamado memoria para las relaciones de afinidad es una expresión que da cuenta de los tiempos relacionales, de tiempos compartidos que generan redes y flujos de

comunicación. Este uso de la memoria permite operar al Movimiento Transfeminista desde diferentes lugares, con diferentes herramientas pero con los mismos objetivos, construyendo recuerdos compartidos, vinculantes y participativos con otros movimientos de otras geografías, como el caso de los movimientos cuir latinoamericanos. Por último, un uso llamado memoria para la

politización es una expresión que da cuenta de tiempos narrativos, de vivencias y experiencias dentro del Movimiento en el marco de la campaña Stop Patologizatióny que genera una doble concepción política del recuerdo al ser éste, tanto compartido y socializado, como al ser utilizado en una ruta de acción.

Las tres construcciones permiten profundizar la relación de la memoria con la temporalidad y la espacialidad en el Movimiento Transfeminista y aventurar así una línea de investigación novedosa, ya que la memoria, además de ser compartida y performada, es, al día de hoy, una acción proyectada hacia el futuro (El Porvenir de la Revuelta, 2017). El uso de la memoria en este caso no se

hace desde un pasado aislado, sino que se toma como una bandera pol ítica, pues el hacermemoriaconstituye un objetivo de lucha actual que traduce los múltiples pasados (sea de la trama estética de Ocaña y su transgresión del espacio público, sea de los años 90’s y la construcción de nuevos movimientos

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sociales como LSD o la Radical Gai, sea en el marco de la StopPatologización o en las redes colaborativas de los movimientos queero cuir, o en la experiencia compartida de sus encuentros) en usos para el presente y el futuro de la

revuelta trans.

El hacer memoria es una parte del activismo y, aunque existen proyectos para generar archivos, la conclusión de este trabajo es que la memoria es una acción en el Movimiento Transfeminista porque se ha construido sobre las sensibilidades y los cuerpos que se encuentran en el espacio para performarse y

co-construirse. La memoria es una relación diferente porque es una relación entre sujetos y de sujetos con objetos, y no solo una relación de artefactos del pasado recopilados en museos. El desafío es muy grande; transformar las condiciones del presente construyendo versiones del pasado que acompañen las acciones que se proyectan al futuro. De esta forma, no hay un único punto, no hay una historia oficial del Movimiento Transfeminista y no hay un único archivo representativo, sino itinerarios, genealogías diversas y difusas; rutas, redes y flujos que configuran los recuerdos y el olvido; igualmente se puntualiza la idea de que las memorias del Movimiento Transfeminista son, al fin de cuentas: sus participantes, ellas y sus cuerpos, con sus tecnologías, en sus encuentros, en sus relaciones y en sus alianzas son constituyentes de un uso del pasado traducido en una memoria para la acción.

Este trabajo deja pocas certezas y muchas líneas de indagación que pueden ser realizadas con un trabajo empírico más amplio. Las tres construcciones propuestas y la pregunta por el uso del pasado en movimientos rec ientes, emergentes y proyectados hacía el futuro no se resuelven en este desarrollo,

pues únicamente se esbozan y se caracterizan algunas cuestiones pero, al fin de cuentas, queda mucho por decir y todo un terreno por investigar. Sería importante indagar más adelante otras cuestiones sobre la memoria, como sus sensibilidades y la relación con el cuerpo, como su política de uso y sus alcances y limitantes, pero queda de manifiesto que es un fenómeno psicosocial y

político que tiene una relación con la agencia y la acción (Vázquez, 2001), además que este trabajo coincide con la Psicología discursiva y sus ámbitos de afinidad (Middleton & Edwards, 1990, 1987, 1992; Collin 1995; Shotter 1992; Bruner 2002) en su acercamiento a la memoria a través del lenguaje, pe ro igualmente este trabajo trasciende la dicotomía de discurso/acción, ya que en

los tres usos de la memoria se evidencia una implicación indisoluble entre el discurso y la acción política. No es ni discurso ni materialidad, son ambos. En este sentido, como existen actos del lenguaje (Austin, 1982), también se pueden construir actos de memoria.

Ahora bien, este trabajo tiene una pretensión moderada de contribuir a la

acción social a partir de la doble relación entre el pasado y el presente, ya que al construir versiones del pasado y utilizarlas en situaciones concretas de la cotidianidad, el pasado interpela, reclama y exige un lugar. ¿Qué podría decir Ocaña a las nuevas formas de violencia y de transfobia que pululan y proliferan

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en todo tipo de espacios: académicos, institucionales y políticos? El pasado no es una caja de respuestas, ni un escenario para la nostalgia y la añoranza activista, es más bien una construcción social con múltiples valores de uso y el

desafío es vincularlo con el futuro de la lucha social y no hacer del ser revolucionario un presentismo sin temporalidad, porque cada vez que se aborda el pasado a nivel político también se negocian nuevos presentes y nuevos futuros, así como las redes que los hacen vinculantes entre sí. Teniendo en cuenta los objetivos de investigación, lo que este trabajo se ha planteado ha

sido la identificación, precisión y puntualización de ciertas coordenadas de la memoria del Transfeminismo que deben profundizarse en trabajos posteriores.

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Publicado el 7 de septiembre de 2018

“Actos de memoria: un acercamiento a tres construcciones del uso del pasado en el movimiento transfeminista” de


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